En el camino desde Odessa hacia Kiev, el bus pasa por los grandes campos de trigo de Ucrania, los cuales la hicieron la canasta de pan de los imperios ruso y soviético.
Me lamentaba haber salido de Odessa, pero tenía excelentes expectativas acerca del gran nodo de la historia de la humanidad, que es Kiev.
El boulevard comercial principal de Kiev, Vulitsya Khreshchatyk, es un pasaje muy activo que puede cruzarse únicamente por los pasajes subterráneos.
ara mí, los placeres del viajes dependen terriblemente de la gente que me encuentre en el camino. Tuve suerte en muchos lugares, pero no en Kiev, donde la suerte decidió que debía pasar penas pues ya me había mimado mucho en el pasado. Así lo decidió la suerte y así fue, simplemente no me topé con la gente que pudo haber hecho de mi visita a Kiev una experiencia hermosa.
Vista al norte de Maydan Nezalezhnosti, lleno de gente alegre que celebra el 6to. aniversario de la independencia de Ucrania de Rusia y del Imperio Soviético.
No sólo no encontré a la gente que me pudiera hacer sentir bien, sino que la única gente que conocí fueron burócratas torpes y despreciables, para quienes yo era únicamente otra ocasión para mitigar su mediocridad, pues querían levantar su ego a expensas de la gente a quienes se les paga para servir. Perdí horas negociando una visa para entrar a Bielorusia, ¡y únicamente pude obtener una visa de tránsito de 48 horas! Luego, me pasé el resto del día corriendo entre tres oficinas bien alejadas para tratar de obtener un boleto de tren hacia Minsk. Al final, tuve que negociar con un revendedor en la estación que me cobró tres veces la tarifa oficial.
Maydan Nezalezhnosti viendo al sur hacia el Hotel Moskva sobre el Café Pasazh.
Sería injusto juzgar a Kiev por mis cuatro días de visita, a lo mejor estaba de mal humor cuando llegué allí. Tendré que visitar este lugar otra vez algún día, con la esperanza de que ya haya cambiado, ya que sé que es una ciudad fascinante donde se decidió lo que cambió el curso de la historia para todos nosotros.
No puedo demostrarles el entusiasmo que no sentí, pero sí tengo buenas fotos que mostrarles. Ésta es la Ópera Shevchenko y el Teatro de Ballet en vulitsya Volodimyrska.
Abajo, el Campanario de la Catedral St. Sophia y un mendigo que toca el instrumento nacional, la bandurria, en la entrada de la Catedral.
Ésta es la calle Andriyivisky uzviz que viene desde Volodimyrska vulitsya en la parte superior de la ciudad hacia Kontractova ploshcha en la parte baja de la ciudad Podil. Este "Montmartre"de Kiev, que está lleno de cafés, galerías de arte y restaurantes, estaba repleto de vendedores ambulantes y una multitud muy alegre que celebraba el día de la independencia.
Abajo, la Iglesia St. Andrew en Andriyivisky uzviz y más gentío celebrando. Este es el tipo de ocasiones en las que normalmente habría conocido a alguien. Esta vez, me sentí como un extraño y no conocí a nadie.
La Iglesia de Santos Antonio y Theodosius en la plaza principal del monasterio superior.
Abajo, la Puerta Trinidad en la entrada principal y cerca de allí la Iglesia San Nicola y un salón de exhibiciones.
Más abajo, en el monasterio inferior, el campanario de las cuevas cercanas y la entrada a la iglesia Elevación de la Cruz, junto a la entrada de las cuevas cercanas.
Me sentí engañado cuando tomé el tren nocturno en esta estación para salir de Kiev. Un revendedor me había engañado el día anterior pero ya lo había olvidado. No me sentí defraudado por Kiev sino por my falta de habilidad para desenvolverme y hacer los contactos que necesitaba para disfrutar de esta grandiosa ciudad histórica.
De hecho, mi decepción no se debía solamente a la crueldad de mi suerte, a mi mal humor y a mi falta de capacidad para desenvolverme, sino que talvez también se debía a mi frustación por no haber podido conocer a Irina, una hermosa mujer de 45 años, con quien había intercambiado mensajes de correo electrónico, pero que no pude encontrar cuando llegué.