Impresiones de China y Ex URSS en 1997
Acabo de regresar de mi viaje de tres meses por China y los países ex-soviéticos y todavía estoy lleno de imágenes e impresiones. Me tomará algunas semanas el organizar dichas impresiones e integrar sus resultados en mi visión personal del universo. Este reajuste a mis primeras impresiones no ha terminado, pero siento la necesidad de escribir estas impresiones ahora que son tan vívidas. Originalmente, esta composición quería organizar y conservar las imágenes que recibí con las ideas que se produjeron por ellas para que así ellas no se perdieran. De cualquier manera, me quede atrapado en el juego, y comencé cuestionando todos aquellos que encontré para lograr una mejor comprensión de los eventos de las pasadas dos décadas. Al final, he decidido presentar este texto en mi hoja web y solicitar a aquellos que lo lean que me den sus comentarios sobre los puntos que consideren que estoy equivocado. (Escribe me a: ). Esto prolongará los placeres que me dio este viaje y me permitirá encontrar personas que espero tengan mayor familiaridad con las regiones que visité. Esto me permitirá rectificar algún dato o percepción equivocada.
Creyentes y EscépticosPara los occidentales acostumbrados a la democracia, la libre empresa y el imperio de la ley, China y el imperio ex-soviético provoca un choque cultural. Los dos gigantes se han comprometido en un proceso evolucionario que los aleja de su pasado reciente. La ideología Marxista-Leninista ha muerto verdaderamente en China y en URSS pero las semejanzas no van más allá. Desde 1990, China, difícilmente ha renunciado al control político más que ha duplicado su PIB (producto interno Bruto) mientras que el imperio ex-soviético que formalmente adoptó el capitalismo y la democracia ha visto su PIB reducido a menos de la mitad. Probablemente, calificados expertos han estudiado esta paradoja y han publicado trabajos académicos sobre la materia, mas debido que no tengo a mano ninguno de ellos, tengo que desarrollar algunas respuestas que satisfagan mi curiosidad ahora que estas despiertan. En mi opinión, los resultados diametralmente opuestos de la transformación de los dos gigantes communistas pueden ser explicados, en gran parte, por la gran presteza con la que la Unión Soviética se lanzó hacia el cambio y la cauta aproximación de China a las modificaciones que se iban dando en el país. Adicionalmente, tres factores empeoraron la defunción de la URSS: un alarmante grado de corrupción en cada nivel del estado, una fuerte centralización de las decisiones económicas en Moscú, y un alto grado de especialización de la producción en las distintas regiones. A la pregunta "Por qué los dos han adoptado tan diferentes ritmos de cambio?". Yo sugeriría que la historia ha forjado el alma rusa en un molde de fe e idealista, mientras le ha dado a los chinos una mente pragmática y escéptica. Si los Rusos hubieran sido menos confiados de los intrínsecos valores superiores del comunismo les garantizaría su eventual supremacía, ellos pudieron ser menos audaces en promover su extremada centralización y especialización y ser más vigilantes en la creciente corrupción. Si bien he viajado a través de la China antes de estar en los ex países soviéticos, primero manejaré la espantosa situación de los últimos para terminar con una nota menos pesimista sobre China.
Los Rusos, Creyentes e IdealistasRetengo de mi viaje que los chinos, quienes son supersticiosos y escépticos, están mejorando sus condiciones de vida mientras los rusos, creyentes e idealistas han regresado al subdesarrollo. Mi impresión es que el hecho de ser creyentes e idealistas ha tenido algo que ver con la situación en la que se han puesto los rusos. Ser un creyente influencia la psicología y la conducta de una persona al punto que ha dejado el dominio de la razón al de su fe. A lo que se cree no es relevante, la pugna entre la razón y la fe es la misma cosa tanto si concierne al Islam en el Irán de hoy, el catolicismo del siglo XVI en España o la fe en el comunismo con Stalin. Creer en verdades absolutas ha sido un elemento esencial en la tradición rusa desde que el príncipe de Kiev, Volodymyr impuso la fe ortodoxa a su gente en el 988. La iglesia ortodoxa, rápidamente se convirtió en una iglesia de estado y parte integral de la cultura rusa. Lealmente cumplió su papel de apoyo al poder manteniendo a la gente dócil y servil al deseo de los autócratas zares. Para el ruso común, la adopción forzada de la fe communista, la que ofrecía esperanza de igualdad, reemplazando la fe ortodoxa, que sustentaba la opresión de los ricos y poderosos, no fue tanto una ruptura con su tradición de creer en una verdad colectiva con la que ellos se identificaban. Ellos no podían escoger no creer en el nuevo dogma, no más rechazo que el presentado ante las reformas de Nihon en 1650. Por supuesto, aquellos que no demostraron suficientemente su entusiasmo con la fe soviética fueron perseguidos al igual que los "antiguos creyentes", cuando continuaban haciendo la cruz con dos dedos en vez de tres como rezaba el decreto de Nihon. Las terribles purgas estalinistas no fueron contra la tradición de perseguir herejes establecida por la iglesia ortodoxa cuando estaba en el poder. Esta tradición tan asentada en creer en verdades absolutas sin jamás cuestionarlas han marcado la mente rusa con una visión maniquea del mundo. Nosotros, los que conocemos lo correcto, somos los guardianes de la verdad de otros que están equivocados. Cuando Iván El Terrible puso fin a los tres siglos de servidumbre a los herederos de Gengis Khan después de tomar Kazan en 1550, él lo hizo bajo el antiguo emblema bizantino de la águila bicéfala para mostrar que los Cesares (zares), eran los sucesores de San Pedro a través del emperador Constantino y que el destino ruso era ser la tercera Roma responsable de preservar las verdades ortodoxas de los errores de paganos y herejes. Los communistas se beneficiaron de esta tendencia de la gente rusa de creer que tenían la verdad al convencerles que la corrección moral del comunismo justificaba cualquier exceso cometido para promoverlo y que aseguraría eventualmente su hegemonía sobre le mundo entero. Quien podría olvidar la imagen del señor Krushchov martillando el podio con su zapato frente a las Naciones Unidas en 1961 para enfatizar su predicción de que el comunismo enterraría al mundo occidental por su superioridad económica. Los rusos lo creyeron y no vieron el colapso que se venía. No vieron que el crecimiento y auge de los privilegiados, de la jerarquía, del status, ... los alejaba del ideal de una sociedad sin clases. Ellos creían tanto en que se hallaban en el camino correcto que no quisieron creer que el desarrollo del crimen organizado podría ser una amenaza para ese ideal. La mafia no apareció de pronto. En 1971, tuve la oportunidad de conocer un grupo de jóvenes rusos en el bar del hotel Metropol en Moscú. Fui con ellos a una fiesta que duro toda la noche en el apartamento de una chica quien, a tempranas horas de la mañana, se jactaba ser parte de una red ilegal que introducía y vendía pantalones vaqueros (jeans) que eran altamente cotizados por los niños de la nomenclatura en ese tiempo. No le creí, porque pensé era imposible armar tal organización en un régimen totalitario donde todo era controlado de manera tan estrecha. . En ese tiempo, pensé que eran historias para conseguir atención o porque ella era una agitadora tratando de comprometer occidentales. Por ello, me puse en guardia y le deje que hablara.. Me dijo cosas increíbles del bajo mundo tales como la corrupción de los servidores públicos que vendían documentos forjados requeridos por judíos que querían emigrar a Israel. Ahora, creo que en 1971, encontré un embrión de lo que se convirtió el crimen organizado en Rusia. Cuando Yuri Andropov llegó al poder en 1982 ordenó a la KGB, de la que fue su director, llevar a cabo una serie de investigaciones que eventualmente pudieran mostrar que los privilegios de la nomenclatura, del status quo, habían evolucionado en una generalizada corrupción bajo su predecesor Brejnev. La KGB indicaba en sus reportes que un número de funcionarios del partido estaban comprometidos con varios grupos de la mafia soviética que habían crecido considerablemente durante el período. El prefirió no hacer público los informes quizás para proteger a los culpables o impedir minar la fe en el comunismo. Los rusos deseaban creer a toda costa que el ideal communista y la propaganda stakhanovista serían suficientes para motivar al trabajador soviético a alcanzar una producción mayor que los alcanzados en los países capitalistas. De otro modo, era difícil creer a los medios hablar de la superioridad del trabajador soviético. Si hubiesen sido menos creyentes, los rusos hubieran visto los efectos negativos del control total en la moralidad de la gente. Hubieran percibido el desinterés de los trabajadores por tareas donde el esfuerzo era pagado tanto como la pereza y donde el trabajo bien hecho no tenia reconocimiento y era confundido como otros sin ninguna utilidad. Un ejemplo de ello es el centro de Bishkek y sus edificios de mármol blanco que de lejos se ven tan bellos. Una mirada cercana a los mismos revelan una triste realidad que es común a otros sectores de la URSS, marcas de sierras broncas son visibles en más de la mitad de las planchas en las que se ve que el pulimiento fue un trabajo hecho a perder. Uno, fácilmente puede imaginar el diálogo de sordos entre el furioso encargado de la obra y el proveedor del mármol que le envía a un demonio a sabiendas de que nadie le hará cambiar las planchas mal trabajadas. Si los rusos hubieran tenido menos fe en la perfección del nuevo hombre que ellos pensaban estaban construyendo, ellos se hubiesen percatado de la perdida del orgullo en el trabajo bien hecho conlleva a la pérdida del respeto propio y a un declinamiento moral de los cuales el alcoholismo es únicamente uno de los síntomas. Unicamente con Gorbachov se revelaron las extensivas ineficiencias del aparato productivo del imperio, el grado de alcoholismo de trabajadores y la importancia cobrada por la corrupción de alto nivel. Por ejemplo, el peculado de la mafia de Usbek en el escándalo del algodón fue estimado en 10 billones de dolares. Miles de ejecutivos estuvieron involucrados entre los cuales estaba el yerno de Breshnev que habría cobrado $700.000,00. Las medidas correctivas propuestas por Gervasio, Glasnost y Perestroika, en 1985, llegaron muy tarde, cuando el daño estaba hecho. Estas medidas debieron aplicarse al menos hace veinte años antes que el cancer de la corrupción se hubiera generalizado. La ausencia de transparencia del régimen le hizo perder la credibilidad. La falta de castigo severo y público de la creciente corrupción durante dos décadas equivalió a su aprobación. Fue demasiado tarde -no sirve cerrar la puerta si la zorra está ya dentro del gallinero- la mafia estaba firmemente instalada en el gobierno a todos los niveles, incluido el Kremlin, cuando Gorvachov deseaba una limpieza a fondo. Esto fue lo que desató el golpe a la cúpula que habría tenido éxito si no hubiera intervenido Yeltsin. Cuando la corrupción generalizada se había establecido bien, las decisiones se tomaban en función de los funcionarios y no del país, esto resultó desastroso para la economía. El imperio soviético fue empujado a una reforma radical, la cual, impuesta muy rápidamente, empeoró los daños antes de ser una cura. Si ellos hubieran sido menos creyentes, los soviéticos hubieran visto a tiempo el precipicio delante para no conducirse hasta el mismo borde. También sospecho que las instituciones y asesores de occidente que apoyaron las reformas radicales sabían que ir muy rápido provocaría el colapso de la economía soviética. ¿Es que fue su intervención, un modo de acabar con la amenaza soviética? Con esta percepción, es fácil entender ahora este apuro y la transformación incompleta convirtió en un desastre a los ahora países ex-soviéticos. Los derechos fundamentales de expresión, propiedad y libre empresa fueron garantizados de la noche a la mañana sin desmantelar la red de administradores que lo controlaban todo en la Unión Soviética. Las imágenes de Stalin desaparecieron, pero el aparato que implementó para un control total continua en su lugar y por todos lados, a pesar de la llamada liberalización del régimen. Ahora, los ex ciudadanos soviéticos pueden decir lo que sea con total impunidad (menos en repúblicas tales como Turkmenistan). Ahora pueden cambiar de empleo, mudarse, comprar una casa y aún abrir un negocio, pero únicamente después de haber pedido permiso a las mismas autoridades que hace poco se encargaban de prohibir cualquier iniciativa personal en los mismos aspectos. Ahora los permisos no se niegan, pero conseguirlos demanda procedimientos largos y engorrosos hasta obtener la documentación o que los pasaportes internos tengan sus sellos. Simplificar las reglas hubiera tomado tiempo y hubiera dado como resultado la necesidad de deshacerse de más de la mitad de la burocracia. Esto no se hizo e una burocracia brutal impide cualquier intento de iniciativa privada, lo que se necesita desesperadamente para el desarrollo económico. Los administradores públicos se convirtieron en inmensos obstáculos a la creación de nuevos negocios porque no se había tomado el tiempo para reducir su número y adaptar el control burocrático para que sirva al ejercicio de las nuevas libertades. Los empresarios fueron forzados ya sea a sobornar a la burocracia para poner a funcionar sus negocios o funcionar al margen de la ley en esta economía paralela fuera de cualquier control estatal. En mi opinión, el intenso fastidio de ser forzado a la grosería burocrática ha sido el principal factor en el desarrollo de la economía paralela. Algunos estiman que la mitad, o dos terceras partes de las transacciones se llevan a cabo en esta zona gris de la economía sin pasar a través de un banco, obviamente sin pagar impuestos. Para finales de los ochentas casi todos los mercados locales se abrieron a los productos extranjeros. Esto se hizo muy rápidamente, sin dar lugar a un ajuste de los productores locales en relación a la competencia. La difícil situación generada por este impacto -shock- fue empeorado por la explosión del imperio soviético, cuando en 1991, varias repúblicas, se independizaron. El desmembramiento de la URSS fue una catástrofe para muchas industrias, las cuales, dadas el alto grado de especialización que habían practicado hasta entonces, les sorprendió sin aviso previo de sus proveedores o mercados, y en algunos casos, de ambos. Muchas compañías fueron exprimidas entre los viejos precios artificialmente fijados por el gobierno y que estaban en vigencia, y la cruda realidad de los precios globales del mercado. No es sorprendente que estos trastornos han causado la cierra de innumerable empresas. El producto nacional bruto entró en una caída libre y está todavía bajando excepto en los estados del Báltico los cuales han estado bajo la dominación de la Unión Soviética por un más corto período. En algunos países (Tajikistan, Georgia, Armenia) la producción nacional cayó a menos del 20% de lo que fue en 1990 por causa de los conflictos étnicos y los conflictos religiosos armados. El empleador en la mayoría de los países ex soviéticos generalmente todavía proporciona alojamiento. Cuando los trabajadores son despedidos, ellos se quedan con el apartamento y permanecen asignados a sus plantas pero no reciben pago alguno. Sin embargo, ellos no tienen la movilidad necesaria para buscar empleo en cualquier parte por los controles burocráticos en la residencia. Debe haber sido fácil predecir que la descarga de millones de desempleados a las calles sin una asistencia social adecuada, daría como resultado un agudo incremento de criminalidad urbana. La rápida reducción de los militares, acompañada por insuficientes medidas compensatorias, han tenido el mismo efecto. Hoy, las calles de las ciudades no son seguras después de la caída del sol en la mayoría de los países ex soviéticos. La falta de adecuados canales de distribución y tiendas de ventas al por menor que se acopla con la dificultad de crear nuevos negocios ha generado un embotellamiento del marketing particularmente para los artículos importados. Los extraños individuos quienes han logrado involucrarse en la importación y especulación -más o menos legal- han sido capaces de imponer exorbitantes márgenes de utilidad sin una competencia real, y han amasado grandes fortunas en un período muy corto de tiempo. La prensa occidental ha presentado a estos nuevos rusos como ejemplos del éxito de las reformas radicales abogadas por Occidente. La corrupción de los burócratas, el incremento del crimen en las calles, una economía descomunal operando fuera del alcance de la ley, y lo más importante, la corrupción a gran escala visible por cualquier parte ha generado un ambiente donde la ilegalidad es aceptada como una norma. El robo insignificante es cosa común. Ahora, uno tiene que verificar los cheques de los restaurantes y contar el vuelto o cambio recibido por todas partes, incluso en el metro donde fui trampeado de unos pocos centavos dos veces comprando tickets. En museos de Asia Central y del Cáucaso, yo he notado dos o tres diferentes trucos usados por los vendedores de tickets para desfalcar los pagos de las entradas. Puedo imaginar cómo practicando estos insignificantes robos todos los días tiene que ser devastador para la auto estima. Es probablemente levantar su ego de que los burócratas son tan repugnantes y rudos detrás de sus pequeños arcos. Recuerdo escuchar en una fiesta en Montreal hace unos pocos años a un inmigrante ruso de Ucrania argumentar, después de beber mucho, que únicamente los flojos y los imbéciles respetan la ley, y que es normal tomar todo lo que uno puede y hacer lo que a uno le da la gana mientras no lo atrapen. Al momento, mis amigos y yo pensamos que esas excesivas palabras eran una provocación para nosotros, pero ahora que he visto de dónde él venía, me doy cuenta que era sincero. Es difícil, sin escuchar un gran número de testimonios localmente, darse cuenta cómo la moral pública se ha dañado en los últimos años del régimen y durante la ruptura del imperio. Privatizaciones apresuradas y pobremente preparadas fueron tantas tentaciones para desfalcar en gran escala que muchos miembros de alto rango del partido y de la administración no podían resistir. Fortunas colosales fueron almacenadas muy rápidamente por líderes ex communistas quienes ahora hacen alarde de su capitalismo con impunidad en las formas más ostentosas. (Enormes casas y dachas de millones de dólares, carros de lujo, guardaespaldas, etc.) Este ambiente de ilegalidad general es tierra fértil para el desarrollo de un gangsterismo, el cual sobrepasa en audacia y violencia a los peores episodios de los años de prohibición en Chicago. El crimen paga bien y alimenta al crecimiento de una clase rica ahora llamada "los nuevos rusos" en los países ex soviéticos. Las reformas radicales, comprometidas sin haber analizado suficientemente las posibles consecuencias, son también responsables para la galopante inflación que reduce a todo el mundo excepto a los nuevos rusos, a vivir en condiciones de miseria. La clase media ha desaparecido y los rusos promedio han dado un paso atrás a la miseria tradicional de los pobres moujik de ayer. Esta situación catastrófica predomina en diferentes niveles en todas las naciones ex soviéticas. Hay regresión hacia el subdesarrollo. Con unas pocas excepciones tales como los países Bálticos, ha habido poco de nueva construcción, los edificios están viejos y desmoronándose, y las infraestructuras colectivas se están envejeciendo y deteriorándose sin mantenimiento. Hoy, estos países parecen un ejército derrotado, su estructura económica desorganizada, su sociedad desorientada y su población desanimada. Siete décadas de estricto control ha destruido la voluntad de la gente. La enorme mayoría de los ex soviéticos no se atreven a emprender algo y pasivamente soportan la catástrofe económica que los afecta. Esta actitud pasiva es asombrosa para el observador occidental. En cualquier otra parte hubiera habido series de demostraciones, huelgas y disturbios. La gente rusa sin embargo es familiar con el papel de "víctima que sufre en silencio para merecer ser salvada". Este es el papel que ellos han aprendido bajo tres siglos de dominación mongólica hasta 1550, y desde entonces, bajo una serie de regímenes opresivos (los Czars con la policía secreta y la Iglesia Ortodoxa, y los communistas con sus propias policías secretas desde la Checa hasta la KGB). Los rusos no han tenido la oportunidad de experimentar la libertad desde la abolición de la servidumbre en 1860, hace un poco más de un siglo. A falta de una tradición de desarrollo individual libre, el ruso ordinario se identifica con el mito colectivo que, dependiendo de las circunstancias, fija entre la gloriosa imagen del hombre nuevo, ciudadano de la tercera Roma y la imagen deprimente de hoy de un hombre libre sin esperanzas. En todas partes hay gran amargura. El hombre en la calle siente que fue traicionado y no entiende cómo pudo haber sucedido esto como se expresa en las siguientes afirmaciones: "Antes era mejor". Es verdad que debíamos ser precavidos de lo que decíamos. También es verdad que no podíamos encontrar todas las necesidades, y que a menudo tuvímos que esperar a la cola para conseguir carne, mantequilla e igualmente pan, pero por lo menos podíamos comprar los productos que estaban disponibles. Ahora usted puede encontrar algo de lo que quiere en tiendas, pero no puede comprar mucho porque todo es muy caro. Antes comíamos mejor, y podíamos salir. Ahora es miseria y se vuelve peor cada año". "Antes la nomenclatura formaba una clase privilegiada que nunca se iba sin algo y que podían hacer lo que querían, aún viajar fuera del país. Esto fue algo espantoso, pero era el sistema. Había unos pocos funcionarios corruptos que pedían coimas para realizar su trabajo, pero la extensa mayoría de la gente tenía principios y permanecieron honestas. Ahora la ética socialista está muerta y todo el mundo está de venta... más barato y más barato como la miseria crece. Antes había poca corrupción, ahora está en todas partes. Que una mujer se prostituya ella misma se ha vuelto socialmente aceptable, tanto como ella lo hace con estilo y consigue que le paguen bien por esto". "Nadie sabe por qué todo cambió, y por qué todo es tan malo hoy. Nadie piensa acerca de estas cuestiones. No tenemos tiempo, y esto no cambiaría nada. Todo el mundo está ocupado sobreviviendo día tras día sin pensar en el futuro". La aceptación de la ilegalidad, la pérdida de la auto estima y la falta de iniciativa ha creado un ambiente social tan oscuro que es difícil imaginar un cambio hacia la ley y el orden y el crecimiento económico. En mi opinión, la situación es mucho peor de lo que es presentada por la prensa occidental. El leer la prensa local en los países donde esto es relativamente libre me confirma en esa opinión. Yo puedo imaginarme fácilmente la alegría del personal en los cuarteles militares de algunos países occidentales por la decadencia en la cual ha caído el enemigo que les hizo temblar durante la guerra fría. Hoy el desmembrado imperio soviético ya no es una amenaza. No más de lo que fue la Alemania bancarrota y devastada por la inflación antes de la elección de Adolfo Hitler. Es difícil imaginar donde se pudo manejar esto. Esto contrasta grandemente con la situación en China donde cada uno y todos sueñan en mejorar su situación mediante la creación de su propio negocio, lo cual sería próspero como todos los se que mira a su alrededor. Optimistas y confiados en un futuro mejor para sus hijos, los chinos invierten confiadamente ya que siguen el ejemplo del gobierno el cual está construyendo ahora las infraestructuras del gigante económico que China será mañana.
Los chinos, escépticos y pragmáticosLa China de ayer es impresionante por la antigüedad y educación de su civilización pero la China de hoy es asombrosa por su dinamismo y su crecimiento extraordinario. La predicción de que el siglo XXI verá la hegemonía de China se vuelve en forma creciente respetable aunque el retraso en algunas áreas parece sin remedio. La civilización china es tan diferente de todas las demás que yo me pregunto a qué se parecerá esa hegemonía. Sospecho que China encontrará las orientaciones de su futuro en los valores profundos de su civilización antigua más bien que en el tumultuoso episodio de los últimos cinco años de comunismo. El medio siglo de régimen communista deja una pista, pero esto no borrará tres mil años de las tradiciones que han formado la mente china y el idioma que usa. El aparato del partido communista todavía controla el país, pero se ha transformando por sí mismo para quedarse en el poder porque la idea communista ahora está muerta, habiéndose quemado si misma en los excesos de la Revolución Cultural. La mayoría de los chinos ahora se sienten avergonzados de la locura colectiva que atrapaba a cada uno bajo la influencia de la fe communista en este tiempo. Ahora, ellos se han liberados de la fe pero no rechazan totalmente todos los principios del sistema communista. Ellos son atraídos por el capitalismo, pero no están dispuestos a adoptar todos los aspectos de esta ideología porque han observado las consecuencias desastrosas en el ex Imperio Soviético. No están tratando de desarrollar una nueva teoría en alguna parte entre estas orientaciones contradictorias, porque el frenético crecimiento económico de hoy es un ímpetu delantero que les permite evitar la confrontación de las contradicciones estructurales del país. En este punto, el Partido Comunista representa alguna clase de clero anticuado cuya misión de preservar la fe communista se ha hecho obsoleta por el fracaso de esta ideología. El Partido no puede justificar su poder a través de la ideología de la cual no hay más creyentes. Ahora tiene que producir resultados para mantener el apoyo de la gente. Así que, esto se está haciendo. La existencia de tal clerecía (communista u otra), fue de algún modo contraria a las tradiciones milenarias de China donde el poder nunca estuvo basado en el apoyo de una iglesia como fue el caso en la mayoría, si no todas las otras grandes civilizaciones. Confucio les salvó a los Emperadores Chinos la dependencia en una iglesia de estado por la justificación del poder. La filosofía política laica que él desarrolló cinco siglos antes de nuestra era postuló que la jerarquía piramidal multinivel de autoridad con un Emperador en la cima era la mejor forma de garantizar la armonía social y prosperidad. Esta ética social estuvo basada en la lógica humana sin referencia a una entidad sobrenatural para conferirla el estado de una verdad divina. La aceptación de la ética de Confucio en todos los niveles de la sociedad permitió a los Emperadores construir su poder sin basarse en las creencias religiosas. No habían sido para estas éticas bien aceptadas, el Taoísmo habría proporcionado las creencias religiosas requeridas. (Medio siglo antes de Confucio, Lao Tse inventó una religión china, el Taoísmo, el cual gradualmente se sobrepuso por sí mismo en las antiguas creencias Animistas sin reemplazarlas alrededor del mismo período en que las éticas de Confucio estaban siendo reconocidas. Sin las éticas de Confucio, el Taoísmo probablemente se hubiera convertido en una religión del estado.) En China, el papel de guardar la verdad en la cual la autoridad civil se basa, asumida en cualquier parte por varias religiones del estado, fue confiado por la dinastía Zhou (300 AC) a los mandarines. Los mandarines fueron seleccionados según sus conocimientos de historia, literatura y las artes mediante un sistema de exámenes imperiales abiertos a todos. Nunca ha habido una religión del estado en China. Las dinastías chinas usualmente han tolerado otras religiones porque su poder no depende del apoyo de una de ellas. En este contexto laico, la verdad guardada por los mandarines era la suma de todo el conocimiento en ese tiempo. Estas fueron verdades relativas que podían ser reemplazadas, modificadas, o enriquecidas según los nuevos descubrimientos sean conocidos. El conocimiento reconocido nunca tuvo el estado de "verdad absoluta" como aquellos afirmados por todas las religiones del estado. En China, ellas nunca fueron un dogma a la que la gente tenía que adherirse so pena de muerte, como era el caso en algún tiempo de la historia de casi todas las otras grandes civilizaciones. Esto es gracias a la ausencia de religión de estado que guarde la "fe verdadera" que China no sufrió las guerras religiosas que causó estragos en Europa, ni los "jihades" que abrieron el camino a la expansión del Imperio Islámico. Los chinos nunca han tenido que enfrentar la opción de "creer o morir", tampoco haber tenido que sacrificar sus vidas para defender su fe, o asumir su expansión (excepto para el reciente episodio communista). Esta diferencia con otras poblaciones es tan fundamental que se refleja en la forma de pensar china. El Budismo parece ser una floreciente religión en la China de hoy, pero para el hombre de la calle, no es algo más que una superstición inocua similar a la superstición de Santa Claus en el Oeste. La gente de China es nominalmente Budista, pero ellos también reconocen los preceptos del Taoísmo como también aquellos de la sociedad idealista de Confucio. Estas grandes corrientes del pensamiento son percibidas para ser reglas útiles de la conducta más bien que creencias que llevan a la "salvación". En efecto, el chino promedio conoce muy poco acerca de la Metafísica Budista, ellos van al templo a orar por la salud, fortuna, y los niños, un poco como los turistas lanzan monedas en la fuente de Trevi en Roma. Ellos entretienen una gran cantidad de supersticiones de esta clase cuyos orígenes datan del Shamanismo: dragones, buenos y malos espíritus, días propicios y no propicios, geomancia, etc. El concepto de una "verdad absoluta", bien conocida en el oeste, es extraña para la mente china que siempre ha sido escéptica y pragmática. El episodio de la fe communista habrá sido únicamente una aberración fugaz, como fue la pseudo-fé cristiana de los revolucionarios "Taiping" en el siglo pasado, una aberración temporal contradiciendo el escepticismo fundamental de los chinos. Después del fracaso del dogma communista, China rápidamente ha redescubierto su propio genio. La tradición pragmática china ha resurgido en el dicho de Deng Xiao Ping: "No importa si el gato es negro o blanco, si este es bueno para cazar ratas, es un buen gato". Ahora, la implementación de la política "un estado, dos sistemas" por Jiang Zemin demuestra su capacidad de usar dos sistemas contradictorios sin creer en los principios subordinados de uno o de otro. Pienso que la China de mañana no será definida por una ideología, no será communista, ni capitalista, ni aún socialista, esta crecerá en sus contradicciones, permaneciendo oportunista y pragmática. Sin embargo es importante no olvidar la bien establecida tradición de tomar decisiónes arbitrarias al nivel de las operaciones diarias en China. Parece que la negación a creer en algunos principios fijados previno el desarrollo de la regla de la ley que ocurrió en países donde el poder clerical estableció la creencia en verdades trascendentales y principios en los cuales el poder civil basó su legitimidad. (4) La ausencia de tales creencias llevó a China a preferir la sabiduría de los mandarines cuyas decisiones caso por caso deben en sus opiniones ser capaces de tomar en cuenta todos los elementos circunstanciales de una situación mejor de lo que haría el más ingenioso código legal. Esto fue ciertamente apropiado cuando los mandarines eran honestos y sinceros, pero la naturaleza humana siendo lo que es, esta opción que favorece al poder personal llevaba inevitablemente a excesos, y cuando estos se volvían intolerables, a revueltas que a menudo señalaban el fin de una dinastía. El sistema de decisiones arbitrarias sin embargo ha soportado más de veinticinco siglos y este es el que los Chinos lo conocen mejor. Las decisiones arbitrarias son parte integral de la tradición china. Los cuadros del partido communista reemplazaron a los mandarines durante el episodio communista pero la tradición de decisiones que son arbitrarias más bien que obligadas por un código legal basado en principios o por una ley común basada en el uso, se mantuvo hasta hoy. La transformación de la China totalitaria de hoy a la democracia por lo tanto parece improbable porque yo no pienso que los chinos pueden creer en el valor absoluto de alguna teoría política, especialmente ahora después de la caída del dogma communista. Además, la norma de la ley, la cual es un prerequisito para la democracia real, es contraria a la enraizada tradición de decisión arbitraria que se hace en China. Pienso que China momentáneamente pedirá prestado de vez en cuando algunos elementos de la norma de ley y algunos aspectos de democracia, no por principios pero de una manera oportunista cuando ésta ofrece suficientes ventajas, tales como mejorar las relaciones económicas con el resto del mundo. Creo que la China de mañana no será totalitaria o democrática, no estará obligada por principios, tolerará sus propias contradicciones y primeramente apuntará hacia la eficiencia en la persecución de sus objetivos. China tiene muchas ventajas en la carrera por el liderazgo económico, los Chinos son trabajadores fuertes, tienen iniciativa, y son numerosos. La tradición china da la más alta prioridad a las posesiones materiales que a las ideas. Es pragmática y pone un valor alto en el trabajo fuerte. Los chinos son industriosos y no muy inclinados a soñar. Estas cualidades explican cómo han logrado ocupar una posición fuerte, fuera de la proporción a su número, en varios países asiáticos donde ellos migraron. Los chinos han sido menos perjudicados por su experiencia communista que los ciudadanos de los países ex soviéticos. El largo período de setenta años de total control fue sujeto a, donde los únicos actos que no eran prohibidos eran aquellos que ellos tenían que hacer, ha dañado malamente la capacidad de iniciativa de tres generaciones de ciudadanos soviéticos. Esto no ocurrió en China porque los episodios communistas fueron más cortos sino porque China escogió, por razones estratégicas, decentralizar tanto como fuera posible después del retiro de los asesores soviéticos y técnicos en 1996. En 1973, pasé tres semanas viajando a través de China con una misión económica canadiense para desarrollar intercambios tecnológicos en la industria petrolera. Fuimos recibidos por todas partes por "Comités Revolucionarios" los cuales eran centros de decisiones para todos los niveles geográficos (provincia, distrito, ciudad, subdivisión, etc.) y sectores (industria petrolera, campos petroleros, oleoductos, refinerías, plantas de equipamiento pretrolero, etc.). Cada grupo nos describió sus responsabilidades, sus resultados a la fecha, y sus objetivos insistiendo en el leitmotiv: "mantener la independencia y desarrollar la iniciativa" (de nuestra unidad de trabajo). En ese tiempo, China temía una intervención militar de los soviéticos. Consecuentemente, había decidido dispersar la toma de decisiones operacionales entre una multitud de centros responsables de las actividades día a día, y de centralizar la orientación política de estas actividades a los más altos niveles del Partido. El propósito de tal descentralización fue para permitir el mantenimiento de una actividad económica de alto nivel en las regiones que permanecerían libres en caso de agresión extranjera. Todo se producía por todas partes. Por ejemplo, en la aldea petrolera de Daqing en Heilonggjiang operaba una pequeña fábrica de tuercas y pernos. La ingeniosidad e iniciativa sé desarrolló gracias a esta política fue exenta de precio cuando China decidió más tarde permitir la empresa privada Entretanto, el Imperio Soviético confiado de su poder y destino, continuó en optimizar costos mediante la concentración de la producción de la mayoría de artículos en unos pocos complejos industriales grandes. (Carros en Toggliati, camiones en Kharkov, tractores en Minsk, cosechadoras en Kherson, caucho sintético, llantas en -------, etc.) Las interdependencias generadas por esta política indudablemente reforzaron el control de Moscú sobre las diferentes regiones, pero ellas llegaron a ser desastrosas por quitar los negocios de sus fuentes de materias primeras y de sus mercados después del desmembramiento del imperio. Finalmente, la tercera mayor ventaja, los Chinos son numerosos. Un billón doscientos millones de individuos, eso significa 500 millones de familias que necesitan refrigeradoras, estufas, micro-ondas, acondicionadores de aire, televisores, sistemas de sonido, etc. Ese mercado es más grande que combinados los mercados de Norteamérica y Europa. Todas las principales corporaciones multinacionales saben que no hay esperanza para ellos de mantener su parte del mercado mundial si ellos no toman un pedazo de este gigante mercado. El gobierno chino autoriza la penetración de firmas extranjeras contra la transferencia de tecnología y capital a socios chinos quienes mantienen control sobre las operaciones locales. En forma paralela a estas inversiones extranjeras en el aparato productivo, el Gobierno congela los sueldos para asegurar un alto nivel de ahorro colectivo en inversión en las infraestructuras necesitadas por la China de Mañana. Si China mantenga esta dirección, esta pasaría a América y se convertiría en el primer poder económico del mundo algún momento en el siglo XXI a condición que se maneje para evitar errores que podrían demorar su avance. En mi opinión lo más evidente de esto sería descuidar la estructura legal, la investigación científica, la disciplina financiera de las compañías estatales y la lucha contra la corrupción. Para convertirse en la primera, China tendrá que hacerse miembro de la Organización Mundial del Comercio. Esto requeriría que se adopte un esquema legal compatible con el comercio y las leyes corporativas internacionales. Un abogado chino encontrado en Beijing me explicó que las empresas extranjeras que invierten en China toman tremendo riesgo porque las leyes commerciales y corporativas están en un estado embrionario en este tiempo. Unicamente compañías audaces se comprometen ellas mismas porque los contratos de participación en asociación firmados hoy son poco más que las cartas de intención en las cuales las partes expresan su interés en sacar provecho de un projecto antes de entrar en una negociación paso a paso de un contrato real. Pocas compañías son lo suficientemente audaces para invertir en estas condiciones. El descuido del desarrollo de un marco legal adecuado sería un obstáculo mayor para el desarrollo del potencial económico de China. Con el fin de tomar la primera categoría, China tendrá que autogenerarse tecnología que es superior a aquella del oeste. El desarrollo de China rápidamente alcanzará su más alto límite a menos que siga el ejemplo de los cuatro tigres asiáticos que le deben su crecimiento en gran parte para la aplicación de su alta tecnología propia. China podría hacerlo también pero tendría que dar una más alta prioridad a la enseñanza y a la investigación académica que lo que hace hoy. En el presente, la mayoría de profesores e investigadores ganan menos que los trabajadores especializados. Consecuentemente, hay un gran perdida de cerebro, no hacia los países extranjeros ya que la inmigración es controlada, sino hacia otras actividades con mejores pagos en el país tales como el comercio. El descuido de la disciplina financiera de las compañías estatales no es defendible a largo plazo. El reciente crecimiento económico de China vino especialmente de los 700 millones de campesinos desde la abolición de las comunas en 1978, y de las incontables nuevas empresas creadas por iniciativa privada. Las compañías estatales han participado en este crecimiento, pero la rentabilidad real de la mayoría de ellas fue negativa si descontamos los enormes subsidios que las mantuvo a flote. La reestructuración de las empresas estatales por la fusión de unidades complementarias y por la eliminación de elementos irrecuperables por bancarrotas llevará a la pérdida de millones de empleos pero es necesario para evitar una eventual crisis financiera. Se requerirá también la reforma de sus ineficientes prácticas de operación en el presente para llevar a cabo una disciplina financiera responsable. Finalmente, pienso que la peor amenaza es la corrupción. Es así porque una sociedad manejada por decisiones arbitrarias es más vulnerable a la corrupción que una sociedad sujeta a las normas de la ley. Es normal en China usar una cadena de relaciones personales para obtener de los funcionarios pequeños favores, los cuales son un reembolso de servicios prestados ya sea directamente o de familia a familia. Esta "pequeña corrupción" es parte de la cultura y probablemente no es perjudicial, tanto como la influencia permanece débil y afecta únicamente a menores decisiones. Esta tradicional corrupción puede sin embargo volverse desastrosa cuando crece y se hace excesiva, como ha mostrado la historia del país. El presente gobierno parece estar consciente del peligro a ser juzgado por el número de ejecuciones por la malversación de fondos y crímenes económicos. La prensa occidental menciona casos de corrupción pero nadie realmente sabe el nivel que esta puede alcanzar en este país ni si la aparente lucha del gobierno en contra de ésta es sincera o únicamente cosmética. Pienso que el futuro de China será decidido en los próximos años durante la implementación de la reciente decisión de privatizar más de 100 000 empresas estatales pequeñas y medianas. El ejemplo de privatizaciones en el Imperio ex Soviético nos muestra cómo estas operaciones complejas ofrecen múltiples posibilidades para la malversación y corrupción. La puesta es alta porque las exitosas privatizaciones dan al país las herramientas para el desarrollo mientras las privatizaciones fraudulentas enriquecen a unos pocos individuos corruptos y dejan atrás insolventes e irrecuperables restos de empresas que constituyen un freno al desarrollo.
El futuroMi tesis puede resumirse como sigue: los ex-Soviéticos están en un hondo problema porque ellos han tratado de probar que su ideología era correcta a costa del bienestar de sus ciudadanos mientras que la buena estrella de los Chinos está ascendiendo porque ellos han desatendido la ideología para perseguir objetivos concretos desde el final de la Revolución Cultural. Los chinos no se volverán idealistas nunca más que los rusos descubrirán las ventajas del pragmatismo de la noche a la mañana. Estos rasgos profundos de sus respectivos carácteres continuarán por influir sus orientaciones y actos. Sería en vano predecir los eventos que podrían cambiar el curso de China y Rusia. Por lo tanto no tengo mucho que decir de todos los factores que influirán sus trayectorias excepto de la corrupción que es el azote de los países ex Soviéticos y una amenaza que pesa mucho en el futuro de China. Mal asesorado estaría aquel que trate de sobornar a un policía chino; hoy él iría derecho a la cárcel. Parece que los burócratas más bajos y medios generalmente tienden a ser honestos, aunque no más allá de la influencia de redes de relaciones y de pequeñas deudas tradicionales. Nadie realmente sabe el nivel real de la corrupción en China. El gobierno publica la sentencia y fusilamiento de los funcionarios corruptos que éste descubre de vez en cuando. Este sabe los efectos negativos que este plaga ha tenido en las dinastías pasadas y que le costaría a China el liderazgo económico en la economía mundial, que podría ser su destino en el siglo XXI. Para China, el asunto es una cuestión de prevenir la ocurrencia de un mal conocido. Este intento de entender lo que llevó a la una vez poderosa y amenazante URSS a sus rodillas y por qué lo mismo no ha prevalecido en el otro gigante país communista me ha llevado a entender más completamente la crucial importancia de la corrupción en el gobierno. Se ha hecho obvio para mí que las decisiones tomadas bajo la influencia de la corrupción son raramente óptimas para una nación. Además, la corrupción de un ministro de recursos naturales puede tener efectos negativos no únicamente en su país sino también en otros lugares donde se comercia el interesado producto. En esta era de comercio libre global, la corrupción deforma la norma de las fuerzas del mercado y puede llevar a decisiones antieconómicas mundiales. Esto me ha llevado a darme cuenta que hay una necesidad de una organización internacional no-gubernamental modelada en Amnistía Internacional cuyo papel sería dejar al descubierto la corrupción por medio de corporaciones internacionales, de políticos y de funcionarios de gobierno en cualquier país en el mundo. La organización anti-corrupción que propuesto denunciaría la corrupción en todas partes como Greenpeace denuncia crímenes contra el medio ambiente donde quiera que ocurra. Puedo imaginarme fácilmente que tal organización gradualmente adquiriría tal influencia moral que inspiraría legislación en los países más avanzados que prohibiría y proveería de adecuados castigos para cualquier forma de corrupción llevada a cabo por sus nacionales, aún cuando haya cometido en un país extranjero. Hay únicamente un pequeño paso para imaginar a un tribunal internacional a cargo de tratar el crimen de la corrupción internacional, similar al tribunal internacional por crímenes contra la humanidad. Sería grandioso, y beneficiaría a todos pero desafortunadamente, esto no es para mañana... Si tal tribunal existiese y si tuviese adecuados medios de acción, su intervención en los países ex soviéticos podría ayudar a sacarlos del callejón sin salida en que se encuentran. Esto posiblemente podría ahorrarles trastornos hacia los cuales los cánceres gemelos de la corrupción y el crimen organizado probablemente los llevará. La intervención de tal tribunal podría también ayudar a los chinos en la persecución de desarrollo acelerado. Es fácil ver que la faz de la tierra se cambiaría por lo mejor si una lucha global contra la corrupción fuera conducida eficientemente. Sin embargo, a las fuerzas del estatuas quo puede no gustarles el cambio y es por qué que la limpieza no es para mañana. |
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