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Notas sobre Oceanía


Orígenes de las poblaciones indígenas

Las excavaciones arqueológicas indican que Homo Sapiens llegó a Nueva Guinea desde 50 000 años a.C. durante una era de glaciación donde los bajos niveles del mar dejaron expuestos puentes de tierra entre las islas e hicieron más angostos los cruces de mar facilitando de este modo las migraciones a través del archipiélago indonesio. Alcanzó Australia hacia el año 40 000 a.C. y las Islas Salomón, cerca de 25 000 años a.C. La afluencia de cazadores y recolectores negroides primitivos continuó hasta que el nivel del mar creció nuevamente al final de la era de glaciación cerca de 11000 años a. C. Para esa época se habían expandido por toda Australia y se habían dividido en miles de clanes que peleaban para mantener y extender sus territorios tribales de caza. Compartían muchas creencias comunes sobre la íntima relación entre hombre y naturaleza y sobre espíritus ancestrales pero su organización social no surgió por encima del nivel de la tribu. Desarrollaron complejos sistemas de intercambio ínter tribales de novias pero se mantenían divididos políticamente. Esta fragmentación en una multitud de pequeñas unidades tribales dio origen a una enorme cantidad de idiomas, especialmente donde la topografía acentuaba su aislamiento en áreas montañosas. Unas 250 lenguas aborígenes han sido identificadas en Australia y se cree que en Nueva Guinea existen más de 800 idiomas papúes.

Después de miles de años de aislamiento, siguieron a estos pioneros, tribus más avanzadas que habían desarrollado habilidades como marineros que les permitieron cruzar los mares abiertos y emigrar a través del archipiélago indonesio, ahora inundado. Ellos introdujeron nuevas lenguas de la familia lingüística austronesia cuyas raíces se cree que tuvieron origen en la isla de Formosa, actualmente conocida como Taiwán. Algunos de los recién llegados se mezclaron con los aborígenes Papúes de piel negra para dar origen a los melanesios que más tarde se expandieron hacia el este, a las islas Fiji. Un grupo particularmente avanzado de marineros austronesios, reconocidos por su cerámica de estilo "Lapita", continuó su expansión para poblar la Polinesia al este y la Micronesia al norte.

La tabla y el mapa (copiados de Lonely Planet) muestran como la expansión del hombre hacia Oceanía se llevó a cabo por oleadas separadas por pausas durante las cuales el crecimiento de la población condujo a la superpoblación y a nuevas oleadas migratorias.

 

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Australia, Papúa Nueva Guinea (desde Asia)

50 000 a.C
Islas Salomón (desde Papúa NG) 25 000 a.C.
Nueva Caledonia, Vanuatu, Fiji, Samoa, Tonga (desde las Salomón) Marianas (desde las Filipinas) 1500 a.C.
Islas Carolina (desde Vanuatu vía Nauru) 500 a.C.
Islas Sociedad & Marquesas (desde Samoa) 200 a.C.
Islas Marshall (desde Fiji) 1 d.C
Islas Cook (desde Is. Sociedad) Isla de Pascua (desde las Islas Marquesas) 300 d.C
Islas Hawaianas (desde las Is. Marquesas) 400 d.C
Nueva Zelandia (desde las Is. Marquesas y Sociedad y Rarotonga) 950 d.C

 

 


Culturas indígenas

Así, el cuadro global de las poblaciones autóctonas de esta parte del mundo incluye a los aborígenes de piel negra, ligados a la tierra de Australia y Nueva Guinea que hablaban lenguas muy antiguas, las más recientes poblaciones de marineros de piel más blanca de Polinesia y Micronesia quienes usaban las más nuevas lenguas austronesias y un intermedio entre estos dos, los melanesios que hablaban idiomas austronesias. (Es importante mencionar que los navegantes de habla austronesia también navegaron hacia el oeste hasta Madagascar que poblaron alrededor de del Siglo I d.C)

Yo no soy antropólogo pero trataré de compartir con ustedes lo que he recopilado sobre las principales características que distinguen estos tres grupos. Me concentraré en las diferencias que existían momentos antes de los primeros contactos con los europeos y utilizaré un amplio pincel para hacer el retrato de estas culturas regionales porque cada una de ellas abarca varias sociedades diferentes.


Culturas polynesias

Las culturas de la Polinesia se desarrollaron con muy pocos aportes externos, a partir del linaje de los marineros que hablaban austronesio quienes desarrollaron la cultura Lapita y cuyos antepasados pueden remontarse al Asia Sudoriental. Las sociedades polinesias eran fuertemente jerárquicas con varios niveles que iban desde los jefes y nobles por herencia, los diversos expertos (sacerdotes, curanderos, navegantes, constructores de barcos, etc.), hasta plebeyos y esclavos. La tierra era poseída comunalmente pero su uso era asignado de acuerdo con la posición social.

Los polinesios creían en un panteón de dioses entre los que estaban Tangaroa (el creador), Tane (el dios de la luz), Oro o Tu (el dios de la guerra), Rongo (el dios de la agricultura y la paz), Maui (quien otorgó el fuego y pescó las islas), Hina (quien huyó a la luna) y muchos otros. También creían en fantasmas que eran los espíritus de los muertos. Este politeísmo llegó a la madurez en la isla de Raiatea en las Islas Sociedad, desde donde se expandió a toda la Polinesia. La clase sacerdotal organizaba cultos alrededor de unas plataformas bajas de piedra llamadas "marae" en donde esculturas de piedra y madera llamadas "Tiki", que representaban dioses y espíritus, eran aplacadas y honradas.

Los polinesios creían que los dioses por separado, los espíritus y los seres vivientes poseían cantidades variables de "mana", una clase de "fuerza de la vida" similar a "La fuerza" que les dio a los "Jedai" su poder en las películas de "Star Wars" y evocada en la expresión "que la fuerza esté contigo". El "mana" podía ganarse al comer la carne de sus enemigos o perderse al romper las reglas sagradas de "tapu" declaradas por los sacerdotes.


Culturas micronesias

La mayoría de las culturas micronesias originales se relacionan con las culturas de la polinesia ya que ambas pueden remontarse a Asia a través de los Lapita en el área de Vanuatu-Fiji alrededor del año 1000 a.C. Las islas occidentales de Palau, Yap y las Marianas, no obstante fueron pobladas mucho antes desde las Filipinas e Indonesia (cerca del año 1500 a.C. y tal vez desde el 2000 a.C.). Los micronesios, navegantes expertos, hicieron largos viajes por el mar en flotas de canoas.

Las sociedades micronesias, fuertemente jerárquicas estaban compuestas por agrupaciones de clanes, con identidad familiar proveniente de los orígenes de la madre (excepto en Yap y Kiribati). La tierra era tradicionalmente propiedad de los clanes. El clan dominante de cada isla tenía esa posición debido a que aseguraba que su linaje se remontaba a los colonizadores originales de la isla. Las agrupaciones por clanes se extendían a través de las islas y algunas veces se unían en confederaciones.

Las poblaciones autóctonas creían en varios espíritus de la naturaleza y en la magia, pero no había clase sacerdotal y la religión nunca llegó a ser una fuerza social organizada como si lo fue en Polinesia.


Culturas melanesias

Las distintas culturas melanesias resultaron de diversos grados de cruces e intercambio cultural entre las antiguas tribus de piel negra y de habla papúe que se habían establecido en Nueva Guinea alrededor del 50 000 a.C. y en las islas Salomón hacia el 25 000 a.C., y algunos de los navegantes austronesios de piel clara que empezaron a llegar a las áreas costeras de Nueva Guinea y las Islas Salomón desde el 2000 a.C. El color de la piel de los melanesios oscila entre café y muy negro, de ahí su nombre.

Los melanesios obtuvieron las habilidades como marineros de los recién llegados austronesios y adoptaron sus lenguas pero mantuvieron la organización social de sus antepasados papúes basada en el predominio del "gran hombre" que tenía la mayoría de seguidores pero cuyo liderato podía ser siempre disputado. Las sociedades melanesias no estaba estratificadas como las de la Polinesia, donde se consideraba que los privilegios de los nobles procedían de su descendencia de los dioses.

Cada pequeña comunidad tenía sus propios dioses y creencias mitológicas cuyos nombres rara vez eran conocidos más allá de sus fronteras. La comunidad poseía la tierra. El típico melanesio se preocupaba sólo por el origen de su propia unidad social, su clan y su tótem era por eso que determinaba con quien podiá casarse y a las personas que consideraba "wantok" (one-talk , una lengua) a quienes debía solidaridad. Cualquiera por fuera de su propia comunidad era considerado un enemigo potencial y los extranjeros más distantes eran un blanco legítimo para una comida.

Las tres culturas (Papúa, Austronesia y Melanesia) existieron una junto a la otra durante mucho tiempo en la región de "Nueva Guinea- Islas Salomón- Vanuatu" de la que varias oleadas migratorias partieron para poblar a Polinesia y Micronesia. Las tribus papúes que vivían de la caza y de la labranza permanecieron en su mayoría aisladas en los accidentados valles de las tierras montañosas de Nueva Guinea. Los recién llegados austronesios eran navegantes y pescadores. Se quedaron en la costa de Nueva Guinea y en las orillas de las islas, mientras tanto desarrollaban el estilo de cerámica "Lapita" que caracteriza su cultura. Parece que la mayoría de estas personas de piel clara pasaron por la región sin mezclarse con los Papúes en su lenta migración hacia el este y hacia el norte. Finalmente, la nueva civilización melanesia se desarrolló por algún tiempo en esa misma región central antes de extenderse hacia el este, hasta Fiji.

 


Culturas papúes

Las raíces de los papúes se remontan directamente a los primeros humanos que se establecieron en Nueva Guinea desde 50 000 a.C. They were probably light skinned when they first arrived from south east Asia but natural selection had enough time to effect an adjustment of their skin colour to the high intensity of ultra violet radiation in their Papuan environment near the equator. La presión de la población condujo a luchas inter tribales y al canibalismo endémicos ya que no tenían habilidades como marinos lo cual les podría haber proporcionado alivio por una expansión migratoria. Su organización social no se extendía más allá del nivel de los clanes o tribus dirigidas por un "gran hombre" dominante. El aislamiento resultante de la topografía escarpada de las tierras montañosas de Nueva Guinea, condujo al desarrollo de más de 800 lenguas y dialectos pertenecientes a 60 familias lingüísticas diferentes. Esta fragmentación intensiva en un territorio relativamente pequeño da a Nueva Guinea una densidad de idioma de un lenguaje por cada 1000 km cuadrados lo cual es un récord mundial.

Los idiomas Papúes generalmente ponen el verbo al final (sujeto-objeto-verbo), mientras que las lenguas austronesias usan el mismo orden de sujeto-verbo-objeto que la mayoría de los idiomas europeos. Las lenguas papúes también se distinguen por su pequeño número de fonemas (¡El Rotoka, una lengua papúe de Bougainville sólo tiene 5 vocales y 6 consonantes!).

Se sabe muy poco acerca de las religiones previas al contacto debido al esmero con el que los misioneros católicos y protestantes erradicaron estas creencias paganas. Se cree sin embargo que ellas envolvían una multiplicidad de dioses, héroes y espíritus de su cultura con variados caracteres y roles. Los espíritus estaban asociados con la creación y el sustento del cosmos, con la guerra, la fecundidad, la prosperidad y el bienestar. Tenían que ser aplacados por medio de una variedad de ritos y sacrificios con el fin de asegurar el éxito y el bienestar. Los muertos, cuyos nombres eran recordados por lo general seguían aún siendo considerados como parte de la comunidad y podían traer problemas a no ser que fueran apaciguados.


Culturas aborigenales

Los antepasados de los aborígenes australianos se remontan directamente a los primeros humanos de piel negra quienes, habiendo poblado Nueva Guinea alrededor de 50 000 años a.C., continuaron su expansión hacia el sur, a Australia y Tasmania cerca de 40 000 años a.C. La organización social de estos primitivos cazadores y recolectores tampoco sobrepasó el nivel tribal pero la topografía de Australia no impidió su movilidad tanto como lo hizo la de sus primos papúes en Nueva Guinea. Ese factor probablemente explica porqué la identidad cultural y el lenguaje han sido menos fragmentados en Australia, donde sólo 250 lenguas y dialectos han sido identificados, que en Nueva Guinea donde hay 800. Desafortunadamente la mayoría de estas 250 lenguas se han extinguido y sólo dos docenas de lenguas aborígenes aún se hablan activamente en Australia.

Todas las religiones aborígenes de Australia comparten la misma cosmogonía acerca de los espíritus primordiales que crearon el viento y la lluvia, las montañas y los ríos, y todas las criaturas vivientes incluyendo al hombre. De acuerdo con estas creencias, estos grandes espíritus ejercían su poder a través de los sueños para dictar a los hombres el comportamiento correcto en todos los aspectos. Para los creyentes "el momento de soñar" es un momento sagrado donde el pasado, el presente y el futuro coexisten y es cuando el hombre está en íntima comunicación con sus orígenes.

 


Efectos de la colonización

La necesidad extrema debida a la sobrepoblación empujó a los primeros isleños a dedicarse a la exploración del océano Pacífico en sus frágiles canoas, en cambio la codicia y el fervor misionero fueron los que motivaron a los europeos a hacer lo mismo varios siglos más tarde. Los isleños aún estaban en la Edad de Piedra cuando los europeos llegaron.

Cuando el comercio internacional se desarrolló a finales del siglo XVIII y a comienzos del siglo XIX, los cazadores de ballenas, de focas y los aventureros llegaron y algunas veces se quedaron para actuar como mercenarios o consejeros de los jefes locales. Ellos traían consigo alcohol, armas de fuego y docenas de enfermedades que fueron fatales para los isleños cuyo sistema inmunológico aún no había desarrollado resistencias. (disentería, influenza, sarampión, viruela, sífilis, tuberculosis, fiebre tifoidea, tifus, tos ferina, etc.)

Luego llegaron comerciantes y colonos para establecer puestos y crear plantaciones de copra y algodón, en las mejores tierras. Los misioneros llegaron a "civilizar" a los nativos enseñándoles que todas sus costumbres (canibalismo, el estar en guerra con sus vecinos, el tener más de una esposa, el usar hojas en lugar de ropa, el baile, el beber kava, el mascar nuez de betel) eran erróneas. Ellos enseñaban el trabajo duro, la vergüenza, el ahorro, la abstinencia, la modestia, la obediencia y el temor a Dios. Tan desagradable como lo era este austero Cristianismo, los nuevos dioses (Cristo y los Santos), superaban fácilmente a los antiguos puesto que obviamente eran más poderosos ya que los europeos tenían herramientas de metal, espadas y pistolas, y embarcaciones mucho más grandes que sus frágiles canoas con balancines.

Todos los isleños del Pacífico han abandonado sus religiones tradicionales para convertirse en fervorosos cristianos, ya sean Católicos o Protestantes. También están en el proceso de abandonar sus alimentos básicos (taro, frutos de árbol de pan, ñame,etc.), en favor de alimentos importados enlatados y preempaquetados que requieren menos esfuerzos en su preparación y que disfrutan del status más elevado de ser "modernos". El resultado de esta nueva moda ha sido una alta incidencia de diabetes y deficiencias de vitaminas además de déficitos crónicos del balance de pagos para muchas islas que no podrían sobrevivir sin ayuda extranjera.

En muchos lugares, las generaciones más jóvenes prefieren el Inglés o el Francés a su propia lengua materna que más que todo se habla sólo en casa. La música y los estilos de baile modernos están más de moda que las expresiones artísticas tradicionales que cada vez están más reservadas para los turistas. Al parecer ninguna de las islas tiene la masa crítica necesaria para conservar una identidad distinta en forma indefinida contra la arremetida de la asimilación cultural global. Los Yapès están tratando de hacerlo pero son sólo 12 000. La mayoría de los otros hace rato tiraron la toalla.

 


Propriedad común de la tierra

Nos guste o no, la época de la economía de aldea cerrada pertenece al pasado y estamos avanzando hacia una economía global donde la competencia no tendrá límites. Los múltiples y diversos vínculos (las similitudes, el lenguaje común, los valores y la religión) que suavizan la competencia y producen solidaridad dentro de una economía de aldea protegida ya no tienen efecto en el mercado más amplio de hoy en día donde el factor de decisión predominante es "valor por precio".

Hay una considerable oposición hacia el advenimiento de un mercado global. La resistencia viene de los más diversos ámbitos pero al hacer un análisis final ésta proviene de individuos y grupos que temen perder sus privilegios en la competencia. Por una vez, la administración, los accionistas y los trabajadores de empresas ineficientes están fuertemente unidos para impedir la competencia que los puede forzar a reivindicarse por sus actos o a desaparecer. Los líderes de los gobiernos autoritarios también temen a las formas de globalización que podrían imponerles estándares de transparencia y buen gobierno y reducir su poder.

No obstante toda la oposición, la globalización está ocurriendo y, en mi opinión, seguirá creciendo para bien o para mal. Pienso que a esas personas o grupos que se tratan de adaptar a la globalización porque se dan cuenta de que es inevitable, les va a ir mejor que a los que escogieron hacer un último intento por luchar contra ella.

Personalmente, he llegado a la conclusión de que la propiedad común de la tierra que es muy frecuente en Oceanía es incompatible con la exitosa integración de estas comunidades isleñas al mercado mundial. Conozco por completo que tan profundas son las raíces de esta práctica en Polinesia, Micronesia y Melanesia y me doy cuenta de lo inmensamente difícil que será reemplazar propiedad comunal de la tierra congelada en el presente por una propiedad individual con la libertad de venderle al mejor postor.

Tal vez esto va a suceder, tal vez no, yo no sé que va a pasar pero pienso que el desarrollo de cualquier potencial económico que cada isla tenga, dependerá de la iniciativa y los esfuerzos de empresarios individuales arriesgando su tiempo y sus recursos para su interés personal.

La tierra es un recurso cuyo valor económico se mide por la percepción que los probables compradores pueden tener de su potencial para producir rendimientos sobre la inversión. En última instancia, el potencial de la tierra debe desarrollarse para que se mantenga esa percepción. La escogencia ideal entre los diferentes usos de un determinado pedazo de tierra es lo que produce el máximo rendimiento. La tierra que nunca se expone al mercado no puede ser evaluada y su óptima utilización no puede ser determinada.

Por favor excúsenme por mencionar estos principios básicos de economía 101. Mi intención no es ofender su inteligencia sino sustentar mi opinión de que la propiedad privada de la tierra será un prerequisito para el éxito de la integración de Oceanía al mercado mundial.

La propiedad común debe haber sido la mejor forma de manejar la tierra cuando los territorios de aldea eran en efecto mini estados. Por esos días, las guerras tribales y la migración eran la mejor forma para lidiar con la presión de la población pero ahora las únicas soluciones aceptables son el crecimiento de la economía y el control de la natalidad. En el mundo de hoy, la propiedad común obstaculiza el espíritu emprendedor individual, recompensa la pereza y conduce al abuso de poder y a erróneas escogencias por parte de aquellos responsables de la administración de la tierra. La propiedad común no más esta conforme al interés de los isleños porque es un obstáculo para el crecimiento de la economía y es con frecuencia la causa de la violencia en la región como en los casos dramáticos del conflicto Wallisio en Nueva Caledonia y de la crisis Malaita- Guadalcanal en las Islas Salomón.

 

 

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