El tren que viene de Cuzco entra al valle de Urubamba cerca de Ollantaytambo, donde se convierte en un angosto desfiladero, y sigue por el río pasando Machu Picchu hasta el final de la línea en el pequeño pueblo de Quillabamba. La vista es estupenda.
A unos 10 kms de Cuzco, el tren para en Puente Ruinas donde los visitantes abordan los buses para cruzar el Urubamba y trepar por las carreteras con curvas, en parte visibles en esta foto, que suben por la empinada cuesta a Machu Picchu.
Al llegar a la cima, la visión de las ruinas es toda una sorpresa ya que nada es visible desde el suelo del valle. No es de extrañar, por lo tanto, que la presencia de esta ciudad Inca, que era conocida por los Quechua locales, permaneciera oculta al hombre blanco hasta que ellos se la revelaron a Hiram Bingham en 1911.
En la época en que fue descubierta estaba completamente cubierta de maleza y se necesitaron varias décadas de cuidadosa excavación y restauración para traerla a su estado actual.
El asentamiento encima de la montaña fue puesto alrededor de una plaza central con áreas religiosas y ceremoniales hacia el occidente y sectores residenciales e industriales hacia el oriente. Esta estructura ha sido identificada como el "Templo Principal".
La calidad de la mampostería del lugar está considerada entre las mejores de todas las construcciones Incas como lo pueden ver abajo. Ésto, y la extensión de las áreas ceremoniales respalda la opinión de que la comunidad que vivía aquí estaba orientada principalmente a fines religiosos antes que mundanos o militares.
Un pequeño cuarto detrás del "Templo Principal" recibió el nombre de "Sacristía", aparentemente porque alguien imaginó que los recipientes ceremoniales debieron ser guardados en los nichos excelentemente manufacturados que se encontraron aquí.
La magnífica posición de este altar de piedra dando la cara al occidente refleja el importante rol que debió jugar en el culto al Sol, la principal deidad Inca. Su nombre Quechua, Intihuatana significa "El poste que ata al Sol". La sombra del poste proyectada por los últimos rayos del sol poniente sobre las paredes de los alrededores les permitieron a los sacerdotes-astrónomos Incas predecir el solsticio de invierno y el retorno de los cada vez más largos días de verano.
Esta estructura redonda, la única en Machu Picchu, aparentemente también estaba involucrada en el culto al Sol ya que es llamada el Templo del Sol.
Esta foto y la siguiente muestran edificaciones del llamado grupo de la prisión. Me gustaría poder decirles por qué estos edificios son llamados el grupo de la prisión y que pasó aquí pero francamente no tengo la menor idea.
De todos modos, fue muy interesante visitar esta esquina que definitivamente hace una foto dramática.
Las terrazas agrícolas a ambos lados de la cresta parecen haber sido suficientes para hacer a la comunidad autosuficiente en lo que a alimentación se refiere.
El techo de paja reconstruido de esta construcción nos da una idea de como pudo haber sido el hábitat original de los Incas. Por lo que he visto, la mayoría de las construcciones no eran abiertas como esta sino cerradas con ventanas y puertas relativamente pequeñas como la que pueden ver arriba a la derecha.
Esta foto muestra el interesante detalle de cómo las vigas horizontales del techo fueron atadas con cuerdas a la proyección de piedras incrustadas en la mampostería superior de estas edificaciones.
Después de una semana en el área de Cuzco tomé un tren a Puno en el Lago Titicaca. Pagué extra para ir en clase turista que es más segura ya que uno no es atacado en cada parada relámpago por los desempleados locales tratando de venderle algo o de agarrar alguna pieza del equipaje. Sicuani fue una de estas paradas y allí me bajé a estirar mis piernas.
El tren se gastó 11 horas en cubrir los 300 y pico kms desde Cuzco hasta Puno pero el paisaje fue grandioso durante todo el trayecto y conocí cuatro mochileros muy interesantes que paraban en Puno como yo. Estaba oscureciendo cuando llegamos así que nos mantuvimos juntos para buscar un lugar donde dormir.
No hay mucho que ver en Puno, esta es la Catedral al otro lado de la Plaza de Armas.
La mayoría de los turistas vienen a Puno a ver una rareza etnológica, los amerindios Uros que viven en plataformas flotantes hechas de juncos de tortora, en el Lago Titicaca.Yo vine a lo mismo, pero lo que ví fue tan deprimente que deseaba más bien haber ido a visitar las ruinas de Colla en los alrededores de Sillustani o las más antiguas ruinas de pre-Huari Pukara.
Este caballero Uro nos está llevando en una lancha a motor a una de las "islas".
Las plataformas de junco son tan grandes que pueden considerarse como islas flotantes. Los Uros fueron una antigua tribu que inventó estas islas hace siglos como un lugar para huir de la exterminación o de la esclavización por parte de las tribus que hablaban Aymara, que eran más poderosas y rodeaban el Lago.
Las "islas" se renuevan constantemente agregándoles nuevos juncos de totora en la parte de arriba mientras que los viejos, en la parte de abajo, se impregnan de agua y se pudren. Con el paso del tiempo los Uros se han casado con personas Aymara y han adoptado su lenguaje.
Actualmente quedan menos de 300 que aún viven en las islas de tortora. Con el advenimiento del turismo han abandonado casi por completo su tradicional forma de ganarse la vida, que era la pesca, y viven esencialmente de las limosnas que les dan los curiosos visitantes.
Me sentí avergonzado por ser uno de esos curiosos turistas que han sido la causa de su actual degradación.
Mi aventura peruana había llegado a su fin con mi cabeza llena de nuevas revelaciones sobre los mecanismos de construccion de la civilización y con mi corazón lleno de tristeza acerca de la subsecuente destrucción de civilizaciones y la degradación de las culturas.