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La pequeña isla de Nauru fue vista primeramente por los europeos en 1798, pero fue ignorada por la mayor parte hasta 1886 cuando Alemania intervino para poner fin a una terrible guerra civil que estaba diezmando a las 12 tribus indígenas. Se descubrieron depósitos extremadamente ricos de guano (excremento acumulado de aves) en 1900 y la producción de fosfato inició en 1907. A fines de la Primera Guerra Mundial, Australia, Nueva Zelanda y Gran Bretaña juntos tomaron posesión de la isla para explotar sus reservas de fosfato. Los japoneses tomaron posesión por tres años durante la Segunda Guerra Mundial. Se estableció un Consejo Gubernamental Local en 1951 pero el verdadero poder permaneció en las manos de la "British Phosphate Corporation (BPC)", hasta que vendió sus derechos a la compañía nacional "Nauru Phosphate Corp." cuando Nauru se independizó en 1968. El nuevo gobierno de Nauru continuó la explotación acelerada de los depósitos, las exportaciones llegaron a alcanzar los 2 millones de toneladas por año y el PIB subió a US$21 000 per capita. La educación y los servicios médicos eran gratis para los nauruanos, pero la mayoría de los beneficios se le otorgaban a los propietarios de tierras y al gobierno, el cual estableció fondos fiduciarios para invertir el superávit en el extranjero. Tres décadas después, la mayoría del fosfato había sido embarcado, dejando el interior de la isla como un desierto de pináculos de coral. En 1989, el gobierno de Nauru presentó una demanda en la Corte Internacional de La Haye, en la que se establecía que el fosfato exportado antes de la independencia por parte de la British Phosphate Corp. hacia Australia, Nueva Zelanda y en menor cantidad al Reino Unido, había sido facturado a niveles mucho más bajos que el precio del mercado mundial y por eso daban grandes subsidios a los hacendados de aquellos países durante varias décadas. Después de cuatro años de ardientes disputas legales, Australia llegó a un acuerdo judicial de US$ 70 millones más 1.2 millones al año por 20 años. Nueva Zelanda y el Reino Unido pagaron 8 millones cada uno. Ahora, la producción está cayendo a niveles más bajos y los costos están alcanzando nuevos récords cada año ya que el guano restante es cada vez más difícil de extraer. Los expertos estiman que quedan únicamente de cinco años de producción económica. Tengo la impresión de haber presenciado la agonía de una isla, de una comunidad. |
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Éste es un magnífico aeropuerto para una isla tan pequeña. Fue construido cuando Nauru era una de las islas más prósperas del Pacífico.
Solamente hay dos hoteles en la isla, el Hotel Menen el cual es muy caro y éste, el Hotel OD-N-Aiwo en donde tuve suerte de conseguir una habitación por sólo US$25 la noche.
El Centro Cívico, el edificio blanco y largo al otro lado de la calle de mi hotel, todavía tenía actividad febril cuando la economía empezó a decaer hace una década, pero ahora está muerto.
El supermercado gubernamental en el centro cívico todavía está abierto, pero las estanterías están casi vacías como lo pueden ver. El cajero se disculpó conmigo por no tener lo que yo estaba buscando y me envió a la tienda de conveniencia china que estaba al cruzar la calle.
El Banco de Nauru que estaba a la par, también estaba abierto pero no tenían dólares australianos (la moneda legal de este lugar) cuando fui a cambiar cheques de viajero de American Express.
La tienda china estaba completamente surtida con todos los artículos de consumo que cualquiera podría desear. La gerente, una muchacha muy bonita, estaba en la disposición de cambiarme un cheque pero por una comisión un poco menos horrorosa que el 25% que mi hotel requería.
Necesitaba desesperadamente dólares Australianos para comer y para pagar mi habitación, así que me tenían del cuello. Estaba a punto de ceder cuando tuve suerte (otra vez) de conocer al Dr. Epoli Nailatikan quien me ofreció conducirme 12 Kms. hacia Capelle & Partner, el negocio al detalle más grande de la isla. Tomó un poco de negociación pero finalmente pude cambiar cheques de viajero americanos a la tarifa oficial más una comisión razonable.
Pasé esa tarde leyendo una documentación voluminosa que Epoli me prestó la cual resumía los argumentos de las cuatro partes ante la Corte Internacional de La Hague. El estudio del caso de Nauru es particularmente interesante para cualquiera que intente entender la descarada explotación colonial porque es simple y no hay asuntos secundarios.
El siguiente día, contraté un taxi para que me llevara por toda la isla. El taxista, quien había venido de Filipinas hace 15 años, me explicó que la isla estaba muriendo porque el fosfato se acabaría en menos de cinco años. Él esperaba emigrar a Australia pero no tenía muchas esperanzas debido a que ese país todavía no había ofrecido alojar a los nauruanos cuando el fosfato se acabara.
Este es el Hotel Menem, propiedad del gobierno, en donde las personas de negocios y el personal de la ONU y de las ONG's se hospedan cuando visitan Nauru (qué les parece, "personas de negocios" en lugar de "hombres de negocios"?).
Muy pocos turistas vienen aquí pero supongo que aquí es en donde se hospedarían las personas de dinero si vinieran a un sitio tan retirado.
Este edificio rojo es en donde los 18 miembros del Parlamento de Nauru se convocan. Los cínicos dicen que en estos días únicamente los ministros se enriquecen en Nauru.
Nauru fue admitida en las Naciones Unidas en 1999. Pueden imaginarse eso! El voto del Embajador de Nauru en la Asamblea General de las Naciones Unidas es tan importante como el de China o India, y cada uno de estos países tiene más de 100 000 veces la población de Nauru! Quién sabe, tal vez el valor de ese voto reemplazará los ingresos por concepto de fosfato cuando éstos se agoten.
Puede ser que los ministros se enriquezcan, pero alguien tiene que hacer el trabajo y ningún país que se respete a sí mismo puede permanecer sin una burocracia, así que aquí están las oficinas administrativas del gobierno justo a la par de los edificios del Parlamento.
Los japoneses invadieron Nauru durante la Segunda Guerra Mundial por razones estratégicas. Deportaron a 1200 nauruanos al estado de Chuuk en Micronesia, el cual también era controlado por ellos. Solamente 700 sobrevivieron lo suficiente para regresar a casa después de la guerra. El fortín que protege a la playa rocosa en esta foto es uno de los últimos rastros de la posesión de los japoneses.
Las excavaciones destruyeron el 90 por ciento de la superficie de Nauru, pero una pequeña área alrededor de la Laguna Buada se preservó como un recuerdo de cómo se veía la isla hace mucho tiempo.
La mayoría de las casas alrededor de la isla son modernas y parecen ser cómodas, pero todas tienen más de diez años.
La única construcción nueva desde que la economía empezó a estropearse hace una década ha sido la construcción de campos de detención por parte del gobierno australiano para aislar a refugiados afganos capturados mientras que tratían ingresar ilegalmente en ese país.
Los dos campos, uno en el norte y uno en el sur, están fuera de los límites. El número de los "huéspedes", "detenidos" o "cautivos" es un secreto bien guardado. Muchos de los guardias y del personal de los campos viven en el Hotel OD-N-Aiwo en donde me hospedé, pero ninguno hablaba acerca de su trabajo. Me hubiera gustado tomar algunas fotografías de estos lugares, pero los accesos a las puertas del campo estaban muy bien custodiadas y mi curiosidad permaneció insatisfecha.
Nauru nominalmente es un país independiente, pero esto que Australia puede operar campos secretos aquí en lugar de expandir sus instalaciones de Woomera en su propio territorio habla mucho acerca de la verdadera relación entre los dos países.
A pesar de las flores, puede apreciarse que esta casa que una vez fue muy hermosa, esta empezando a verse arruinada.
Algunas son más avanzadas. No hay por qué sorprenderse del descuido debido a que la economía ha venido disminuyendo desde hace más de 10 años.
Finalmente, después de este largo preámbulo, así es como se ve la explotación de minas de fosfato. La cosa de color café claro es el excremento acumulado de las aves, el cual contiene un alto porcentaje de fosfato de calcio que proviene de las espinas de los peces que comían las aves.
Una draga remueve las capas superiores del depósito que son fáciles de alcanzar. Cuando puede, quiebra las puntas de los pináculos de coral y una empujatierra los quita del camino.
Luego, una excavadora extrae lo que puede del guano remanente entre lo que quedó de los pináculos de coral. Queda un poco de fosfato entre las grietas, pero sacarlo con palas no sería económico.
Ahora, camiones pequeños traen el fosfato a la reserva, desde la cual es transportado a la planta de concentración por medio de grandes camiones como el que puede ver a la izquierda.
Esta es una parte de la planta en donde el guano se limpia y se trata para incrementar el contenido de fosfato. Luego, se traslada por medio de fajas transportadoras hacia bodegas cerca de las vigas voladizas de exportación
De las bodegas, el fosfato es trasladado por medio de fajas transportadoras hacia una estructura voladiza que lo carga en barcos para su exportación.
Aquí hay una mejor vista de una de éstas vigas voladizas.
Nada crece en el coral duro que queda después de haber extraído el guano. Con el tiempo, el coral se cubre con liquen, pero no crecen plantas, ya que esta escena de un lunar blanco, se convierte en gris y luego en un lunar negro.
Reclamar esta tierra significaría demoler los pináculos remanentes para poder nivelar la tierra e importar tierra arable en la cual se pueda sembrar alimento. Creo que el costo para hacer esto sería prohibitorio y creo que aquéllos que hablan acerca de reclamar este desierto se están engañando a sí mismos y/o a su audiencia.
Por otra parte, la remoción del guano y la destrucción de la capa vegetal han eliminado la capacidad de la isla de acumular las lluvias. La lluvia que cae durante la temporada húmeda ahora, se desagua directamente hacia el mar.
El agua para la planta de fosfato y para los isleños lo provee esta planta que remueve la sal del agua del mar. Personalmente, no creo que sea probable que esta planta siga funcionando indefinidamente cuando todo el fosfato se acabe. Simplemente, eso no se puede rentabilizar!
Incluso si el reclamo de la tierra fuera económicamente posible, los nauruanos de hoy en día se han convertido adictos a los alimentos industriales importados y serían absolutamente incapaces de adaptarse a la agricultura de subsistencia incluso si aprendieran a cosechar taro.
Según lo que pude ver, esta isla será dentro de muy poco una isla fantasma!
La muerte de un pueblo minero es una tragedia en cualquier lugar del mundo, pero no es extraño. Los pueblos que experimentan una repentina expansión económica y que existen debido a una mina únicamente, se convierten en pueblos fantasma cuando la mina se agota. Hay pueblos fantasma en todo el mundo. Cuando eso sucede, los mineros y sus familias recogen sus pertenencias y se trasladan hacia otro pueblo.
La tragedia aquí es que no es solamente un pueblo, es el país entero y la gente no tiene a dónde ir!
Qué pasará con estas personas?
Acaso los propietarios de tierras y los políticos compartirán un poco del dinero que han ahorrado en bancos extranjeros y en bienes raíces?
Acaso los granjeros de Australia y de Nueva Zelanda, que han prosperado gracias al fertilizador de fosfato barato de Nauru, les darán alojamiento?
