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Mi meta siguiente era visitar las ruinas romanas de Éfeso. Tenía la opción de quedarme en Selçuk que está al interior, o en Kusadasi en la costa que, de acuerdo con mi libro de guía, se llena de turistas en el verano como Marmaris y, además, era también un destino principal de cruceros.
Por supuesto escogí Selçuk y esa resultó ser una buena decisión. Al estar muy cerca a Éfeso, Selçuk ha sido transformada por el boom de un tranquilo centro agrícola a una ciudad turística (dentro de límites soportables en el invierno).
Además de las ruinas cercanas, también ofrece una ciudadela del siglo VI, reconstruida por los Seljuks y restaurada después, la cual estaba cerrada cuando estuve allí.
Selçuk también tiene un pequeño pero agradable museo y las ruinas de la Basílica de San Juan erigida por Justiniano en el siglo VI sobre una tumba que se dice que es la de San Juan, el apóstol. Hoy en día no queda mucho para ver...
Éfeso está sólo a un muy corto trayecto en bus. En la parte alta de la Vía de los Curetes encontramos la Puerta de Hércules, construida en el siglo IV.
Éfeso se inició en el año 800 a.C. cuando los frigios erigieron un templo a su diosa de la fertilidad, Cibeles, luego identificada como Artemisa por los griegos y posteriormente como Diana por los romanos. En esa época el mar llegaba tierra adentro hasta el fondo de esta colina donde prosperaba un concurrido puerto hasta que fue destruido por Creso de Lidia aproximadamente en el 600 a.C. Los Efesios dependieron de Lidia, luego de Persia, se unieron a la Confederación Ateniense pero más tarde cayeron de nuevo bajo control persa.
La Vía de los Curetes desciende cuesta abajo desde la ciudad alta hasta el puerto que ahora está seco.
Después de que el templo fuera destruido por un incendio en el año 365 a.C. fue reconstruido de tal manera que fue reconocido como una de las siete maravillas del mundo. Éfeso fue dominada sucesivamente por Alejandro, por los seléucidas de Siria, por los ptolomeos de Egipto y finalmente por los romanos quienes la hicieron su capital en Asia Menor. La leyenda dice que San Juan se retiró para acá con la Virgen María, seguido por San Pablo.
La próspera metrópoli de Éfeso con sus 200 000 habitantes perdió su riqueza cuando su puerto se encenagó a pesar de todos los esfuerzos por salvarlo.
Trajano, quien extendió el Imperio Romano al Danubio, a Mesopotamia y Arabia hizo construir esta fuente a finales del siglo I d.C.
Aquí, la entrada a los baños de Escolástica en la Vía de los Curetes.
Y cerca, las letrinas para hombres donde se encontró la bien dotada estatua de Príapo.
También en la Vía de los Curetes, esta puerta tetrapilón fue construida en honor de Adriano, sucesor de Trajano, quien trató de salvar a Éfeso de su destino desviando el Cayster.
La Vía Sagrada, que viene desde el anfiteatro pasando por la puerta de Augusto a la derecha, se encuentra con la Vía de los Curetes aquí en Embolos frente a la elegante Biblioteca de Celsio del siglo II que se ha convertido en el distintivo de Éfeso.
Y finalmente, el impresionante gran teatro para 25 000 personas construido en la ladera del Monte Pion entre los años 41 y 117 d.C. para remplazar un antiguo teatro griego.
Desde aquí, tomé un dolmus hacia Izmir donde paré sólo lo suficiente como para tomar un bus a Bursa en mi camino a Estambul.
Así que no visité Izmir ni los Dardanelos ni Troya pero, después de todo, ¡tengo que dejar algo para visitar la próxima vez!
Más de siete horas después, me bajé del bus urbano cerca de Ulu Camii y tomé una habitación en el cercano Hotel Günes en el distrito Inebey. No me gustó así que al día siguiente me cambié al Hotel azul Camlibet que pueden ver subiendo por la calle. Era más limpio y tenía un ascensor así que yo no tenía que subir escaleras con mi rodilla enferma. Ensayé el hammam Inebey que quedaba al lado y me pareció bueno para lavarse pero no lo suficientemente caliente como para disfrutarlo.
La enorme Ulu Camii, de estilo Seljuk, 1396, estaba apenas cruzando Atartuk Caddesi desde mi hotel de manera que la primera cosa que hice al día siguiente fue visitarla. Difiere de otras mezquitas en que tiene su sardivan adentro, en el centro en lugar de tenerla afuera. (fuente donde los musulmanes se lavan los pies, las manos, la cara y la boca antes de rezar).
Abajo a la izquierda, el minarete de Ulu Camii y abajo a la derecha, su sagrado mihrab.
Afuera, la Ulu Camii Caddesi, adoquinada y bordeada de tiendas, conduce al Bedesten (mercado cubierto).
El Bedesten, construido originalmente en el siglo XIV fue completamente reconstruido después de ser destruido por un terremoto en 1855.
Los Hans o caravanserails se encuentran por todo el Medio Oriente y Asia Central. Son recintos con un gran patio rodeado de tiendas y hospedajes donde las caravanas podían negociar y pasar la noche a salvo.
El pequeño Emir Han ahora se ve cuidado y como se debe con su bonita fuentecita pero sólo imaginen como pudo ser hace siglos con cientos de camellos sentados en su boñiga rodeados de pilas de mercancías embaladas y montones de dejados comerciantes ruidosos regateando por el precio de la seda.
Un poco más abajo por Capali Carsi Caddesi está el mucho más grande Hoza Han, construido en 1451. También se especializa en seda pero hoy en día los capullos son traídos en camiones y no en camellos.
Los bultos de capullos de seda se negocian en junio y septiembre alrededor de esta pequeña mezquita en el centro de Hoza Han.
Más al oriente está esta preciosa plaza adyacente a la Orhan Gazi Camii.
Y por supuesto, como ustedes lo esperan, aquí hay algunas fotos del colorido mercado de Bursa.
¡Los comerciantes eran amigables incluso cuando era obvio que yo no iba a comprar nada!
En esta sección del mercado, los clientes podían juzgar que tan fresco estaba el pescado por el color de sus agallas expuestas.
Estos dos amigos tenían un gran surtido de quesos de los que me ofrecieron tajadas para probar. Su añejo queso, muy curado, era excelente así que les compré y regresé por más. Su carne seca de pasturma (res curada) también estaba buenísima. A mí me gusta comer en los puestos de comida de los mercados para degustar los productos locales. No es costoso, generalmente bueno, y siempre es interesante.
Me gustó más Bursa que las ciudades costeras orientadas hacia el turismo.
Desde Bursa, tomé un bus a Yalova, en el mar de Marmara, donde abordé el ferry de Irfan Sezgin hacia Estambul.
