Capital: México
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Las ciudades turísticas mexicanas, y en especial Acapulco, siempre han sido destinos favoritos para los quebequenses que buscan alivio momentáneo a los largos inviernos de seis meses. Son tantos lo que pasan una semana o dos en Acapulco que los quebequenses se conocen allá como los "tabarnacos" que viene del improperio de Quebec "tabarnak".
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Vine aquí por primera vez en 1956 cuando hice autostop por norte américa cubriendo 15 000 millas (24 000 km) en cuatro meses. Aún tengo dulces recuerdos al haber conocido a Lia de Santa Bárbara cuando yo tenía tan solo 23 años . Estaba locamente enamorado. Me hubiera quedado para siempre pero finalmente tuve que partir cuando se me acabó el dinero. Dejé Acapulco con un dólar y unos cuantos centavos y tuve que trabajar siempre que pude para hacer mi viaje de regreso a tiempo para mi último año de universidad.
Mis siguientes vacaciones en México, 17 años después, fueron diferentes en todos los aspectos. No fueron en Acapulco sino en la isla de Cozumel cerca a Cancún.
Tenía los nervios destrozados y necesitaba recuperarme del duro trabajo y del trauma que me produjo el hecho de que mi esposa me dejara tres meses atrás.
El sol estaba allá y las playas invitaban pero estaba demasiado solo y deprimido como para disfrutar de ellas.
El tiempo lo cura todo y en 1976 regresé a Acapulco solo, veinte años después de mi primera visita. Acapulco había cambiado mucho ya que todos los grandes hoteles visibles en esta foto habían sido construidos en ese intervalo.
Me quedé en el lujoso "Torres Gemelas" en la playa, que tenía todo lo que uno podía desear...
... una gran piscina justo en la playa de Hornitos...
...y tiendas, bares y restaurantes cercanos de todo tipo.
Conocí un buen grupo de personas de Montréal. Eran mucho más jóvenes que yo pero no la llevamos bien y nos divertimos mucho.
Cuatro años después estaba de regreso, esta vez con mi amiga Lise en el Hotel Club del Sol.
Mi hijo Louis vino conmigo en mi siguiente visita en 1983.
Aquí está una vista de una de las marinas en esa época.
Mi última visita a Acapulco fue en 1985 con mi amiga Claudette. Con base en el Romano Palace en la playa, disfrutamos del sol durante el día y de buenos restaurantes y bares en la noche.
A la derecha, una vista de la playa de Hornitos desde nuestro balcón del hotel.
Puesta de sol sobre la playa de Hornitos vista desde el mismo lugar.
Y la congestionada vida nocturna de Acapulco también desde el mismo balcón.
¡Con todas las atracciones la semana resultó ser agitada y regresamos a Montréal más cansados de lo que partimos!