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Impresiones de India en 2000

 

Pobreza y religión

India le ofrece a los turistas una amplia variedad de impresionantes lugares que visitar, pero los problemas que la abruman obscurecen el esplendor de sus monumentos y sus templos.

India es un país pobre. El sesenta por ciento de hindúes vive con menos de US$60 al año, un treinta por ciento puede gastar hasta US$180 al año y sólo un cuatro por ciento tiene más que eso. Únicamente el uno por ciento de la población gana lo suficiente (más de US$1000/año) para pagar el impuesto sobre rentas, mientras que en países desarrollados hay hasta un 60% de contribuyentes. (La agricultura esta exenta del pago de impuestos.) Tres de cada cuatro hindúes viven en una aldea, donde los valores religiosos tradicionales continúan dominando y hacen que acepten cualquier cosa sin protestar. La clase media que representa una mayoría en los países desarrollados, aquí solamente representa al 10 o 20 por ciento, dependiendo del criterio que usen. El capital industrial es propiedad del Estado o de la oligarquía de una gran familia como la Tata, Mahindra, Birla, Bajaj, etc. La mitad de la población aun es analfabeta y, casi una tercera parte de ella, vive debajo del límite de pobreza que aquí se define como una comida de 2200 calorías al día.

Estos números indican la pobreza del pueblo hindú, pero uno tiene que ir ahí para ver la miseria de las hordas de mendigos esqueléticos, cubiertos de úlceras o incapacitados, para comprender la magnitud del problema. Me he quedado en muchos lugares miserables durante mis aventuras con mochila, pero debo decir que India se lleva el primer lugar por la insalubridad, suciedad y hediondez de sus abarrotados barrios bajos; donde las personas sin casa acampan en las aceras y en lotes vacíos. Además de todo eso, vacas sagradas que se alimentan en los montones de basura que hay en cada esquina, cuyo estiércol se usa como combustible para cocinar. Y por todas partes, las grandes manchas rojas de saliva de aquellos que les gusta masticar nueces de areca...

La vida aquí es tan difícil que las personas ven a los turistas como unos bancos ambulantes. Los extranjeros son el blanco de mendigos honestos que les piden abiertamente y de los astutos que primero establecen un conversación personal antes de expresar sus peticiones cuando sienten que la víctima ya bajó sus defensas. Es una lástima. El acoso de estos depredadores desanima a los visitantes y reduce su disponibilidad para hacer verdaderos intercambios.

En Varanasi, pasé una tarde en la biblioteca de la Universidad Baranas Hindú buscando libros sobre la pobreza de India para tratar de entenderla. La situación estaba analizada cuidadosamente, la culpa recaía en la sobrepoblación (falta de control natal),  el analfabetismo, la corrupción, el Fondo Monetario Internacional, América, la globalización y otro millón de razones pero nada, en ese sanctasanctórum del pensamiento Hindú, señala al sistema de castas.

En Varanasi, también conocí a una pareja europea que colmaba de elogios la piedad y devoción religiosa de los hindúes, cuya "vida espiritual era tan intensa y profunda que se volvió más importante que las dificultades materiales que tenían soportar". Ellos habían identificado sin saber, una parte del problema de pobreza en India: la apatía de las partes interesadas.

Los hindúes con quienes he hablado sobre esto me confirmaron que más del 95% de la población participa activamente de la religión, y nunca dejan de orar por sus dioses favoritos al menos una vez al día. También reconocieron que la discriminación entre castas aún se practica comúnmente, y me explicaron que la soportaban sin sublevarse pues los menos favorecidos creían que su desgracia era consecuencia de un comportamiento inadecuado en sus vidas pasadas. Según esa creencia, intentar hacer más valioso su lote en la vida presente era equivalente a desafiar la voluntad de los dioses. Por esta razón, la mayoría de analfabetas y menos favorecidos no tenían otra opción, sólo sufrir la extrema desigualdad social sin protestar para ganar una mejor vida en su próxima existencia. Este tipo de fatalismo es más desanimante que el "Inch Alá" islámico, porque por lo menos al musulmán se le permite tener la esperanza que Alá podría dar su consentimiento para que mejore su lote.

 


Religión y el sistema de castas

India es una tierra de creyentes. Todos los hindúes toman su religión muy en serio, cualquiera que sea su creencia (Hindú 82%, Musulmán 12%, Cristiana 2%, Sikh 2%, Budismo 1%, Jain 1% o Parsi). La libertad de religión esta garantizada por la constitución que estableció un estado laico cuando India se volvió independiente en 1948.

a religión Hindú no tiene dogmas determinados como en las religiones reveladas: Cristiana, Islámica y Judía. Más bien es un sistema de creencias espirituales y sociales que ha evolucionado los últimos 3000 años (o 4000 años si sus orígenes llegan hasta la cultura pre-aria que floreció de 2500 hasta 1500 A.C. en Moenjo Daro y Harrapa del valle Indo). El sistema Hindú esta compuesto por varias sectas y cultos, y se dice que su panteón consista de 330 millones deidades.

Algunos hindúes cultos sostienen la opinión de que estas deidades y espíritus son todos diversas manifestaciones del mismo único Dios; quien también es el Dios musulmán, cristiano y judío. Sin embargo, ellos reconocen que sólo una pequeña minoría sostiene esta creencia, y la gran mayoría cree, de manera bastante literal, en los mitos y leyendas que les han enseñado sobre las diversas deidades que adoran.

Educación, alfabetismo y el derecho de adorar en templos brahmanes son, en los hechos, reservados para miembros de castas altas. Los brahmanes aseguran que las castas bajas son parte del sistema hindú, pero éstas no conocen a los dioses establecidos por lo hindúes y adoran a sus propios dioses locales, a quienes asocian con su vida diaria de aldeanos. Por ejemplo, los Dravidianos en el sur adoran a Potaraju,  protector de los campos y las siembras; Polimeramma, protectora de la aldea; Pochaama, protectora de la salud; Kattamaisamma, guardián del abastecimiento de agua para la irrigación; etc., dioses desconocidos para los brahmanes

Incluso hoy en día, la mayoría dominante de las personas están encasillados en innumerables castas y sub-castas de acuerdo con su ocupación y origen, fragmentándolos de una manera efectiva en pequeños grupos aislados. Es prohibido que los miembros de una casta se casen con miembros de otra y que coman en la misma mesa con cualquiera de una casta inferior. En una aldea del sur por ejemplo, los brahmanes pueden dirigir rituales de ceremonias religiosas, los kshatryas pueden administrar y los banias especulan y controlan el comercio, mientras que los kaapus hacen el arado, los kurumaas y golaas crían ovejas, los goudaas recojen savia de palma para hacer azúcar, los chakalis lavan la ropa, los chandelas hacen zapatos y, al final de la escala, los intocables maalas y maaligaas se encargan de los muertos y trabajan el cuero.

Naturalmente, los brahmanes, los kshatrya y banias que hay en la aldea son los dueños de la tierra. Ellos controlan el "panchayat" (gobierno local) de la aldea, y ejercen una influencia política dominante sobre los aldeanos de la casta inferior, pues también son los prestamistas de dinero y todos tienen deuda con ellos.

Este sistema de castas y la creencia de la migración del alma a través de interminables ciclos de renacimiento (samsara), es lo que distingue el Hinduismo de otras religiones politeístas y animistas que estaban generalizadas en el milenio anterior a nuestra era (Egipto, Grecia, Roma, Aborígenes de América y Australia), y se siguen en remotas áreas de África y el Sudoeste de Asia.

Según el sistema Hindú, la calidad de vida que tenemos en el presente es el resultado directo del buen o mal comportamiento en nuestras vidas pasadas. Esta teoría de reencarnaciones consecutivas, le permite creer a los ricos y poderosos que gozan de privilegios como recompensa a un karma positivo que habían acumulado durante sus ejemplares vidas pasadas. Esto es la consagración oficial de las desigualdades sociales por medio de los dioses, las castas inferiores y los intocables hubieran merecido su miseria a causa de su propio mal comportamiento en vidas pasadas. Por lo tanto, los poderosos son animados a creer que no pueden hacer ningún mal. Esto explica la dificultad en las relaciones sociales entre clases hindúes, y también por qué la corrupción se ha expandido tanto en ese país a pesar de algunos esfuerzos del gobierno por combatirla. ( Más acerca de la corrupción en India )

 


Castas y política

La evolución social y política de India se retrasó por el sistema de castas, el cual fraccionaba eficazmente cualquier fuerza que pudiera enfrentar la supremacía competitiva entre las castas Brahmán y Kshatrya. El budismo había logrado abrirse camino entre las diferencias de las castas y había logrado proveer una visión común de la India durante el reinado del Emperador Asoka, quien unificó la mayor parte del continente alrededor de 250 A. C. (Gautama Sakyamuni y Asoka eran kshatryas, al igual que Manohir, fundador del Jainismo cerca de 500 A. C.) La importancia de las castas fue controlada durante tres siglos pero la influencia de los brahmanes crecía cuando el budismo Hinayana original evolucionaba en la forma Mahayana y perdió el favor popular alrededor de 200 D. C. Después, los brahmanes recuperaron un control más estrecho sobre la mente de la gente y el sistema de castas se desarrollo aún más, para asegurar su supremacía en los siglos siguientes. India tuvo que esperar hasta que la lucha encabezada por Mahatma Gandhi y Jawaharlal Nehru, para obtener la independencia, encontrará una causa común para poder abrirse camino entre las barreras de las castas y poner en movimiento todas las estratos de la sociedad hindú.

El socialismo pragmático de Nehru y la santidad desinteresada de Gandhi lanzó a India independiente en un mar de idealismo optimista, confiando que el capitalismo de un estado secular y que un apoyo pro-activo a las castas desfavorecidas (Dalits) promoverá el desarrollo de la reforma democrática en la estructura del poder. Sin embargo, en la practica, las acciones del Partido del Congreso correspondían menos y menos a su retórica.

La inversión para el desarrollo económico no fue para infraestructuras de la agricultura, lo cual hubiera beneficiado un 80% de la población pero fue desviado para la industria pesada propiedad del gobierno, creando más trabajos en el gobierno para la clase media ya favorecida. Durante este mismo período, la inversión en la educación fue en su mayoría para desarrollar instalaciones educativas para la así llamada clase media, en lugar de proveer educación primaria para reducir el analfabetismo en las aldeas. (Hoy en día, la cantidad de personas que India envía a la universidad es 6 veces más que la enviada por China, mientras que a comparación de menos del 17% de analfabetismo en China, India cuenta  con un 52%.)

La muerte de Nehru, en 1964, marcó el fin del liderazgo moral Gandhi-Nehru. Indira Gandhi se benefició del legado Gandhi-Nehru pero los escándalos de corrupción devastaron rápidamente esa ética y el idealismo dejó de ser un valor dentro de la vida pública. Después de su asesinato en 1984, su hijo, Rajiv, de mala gana tomó su lugar pero cayó en 1989 tras grandes escándalos de corrupción (los casos Marutti y Bofors). La política de India había entrado definitivamente en la lucha sin barreras para conseguir el poder que aún le caracteriza.

A primera vista, pareciera haber cierta forma de democracia en India. La prensa aparece libre y nadie puede seguir los juegos complicados de una escena política donde casi por 40 partidos luchan por el poder en los niveles federal y regional. Sin embargo, esto es solamente una ilusión pues la clase política que sigue controlada grandemente por los brahmanes

India y China tenían más o menos el mismo desarrollo de nivel económico cuando tomaron el control de sus destinos hace 50 años. India preservó la democracia heredada de los británicos, pero sus lazos íntimos con la Unión Soviética hicieron su burocracia más incómoda y comprobó una vez más la ineficacia del capitalismo de estado, protegido de la competencia en una economía planificada.

Hoy, hay un fuerte contraste entre China, cuya admirable alza económica ha cambiado la vida de todos sus ciudadanos, e India, donde los beneficios del crecimiento en su mayoría han ido a una pequeña minoría de la clase alta; dejando a las castas inferiores pobres y analfabetas así como hace 50 años. Hoy, China esta buscando su propio camino hacia un sistema más liberal, mientras que en India, el crecimiento de un nacionalismo hindú fundamentalista busca reforzar los privilegios de la clase alta.

La constitución hindú garantiza un estado laico, pero recientes proposiciones de redactarla nuevamente ha causado una  profunda preocupación en la minoría musulmana. Es de conocimiento común que el Partido Baharatiya Janath (PBJ) controlando la Alianza Democrática Nacional (ADN), en el poder  los últimos dos años, emana del bando derechista político-religioso RSS (Rashtriya Swayamsevak Sangh); el cual fue fundado en 1925, por el hindú nacionalista Keshav Baliram Hegewat, para promover el interés de la casta brahman en el Imperio Británico en India. El fanático hindú Nathuram Ghose, quien asesinó a Gandhi, estuvo ligado a la RSS, como también los religiosos extremistas que destruyeron el mezquita Ayodhya's Babri en 1992.

Hoy, la RSS opera y extiende su influencia por medio de las instituciones benéficas en la educación, salubridad y ayuda mutua entre hindúes. Existen 75 de estas instituciones y se encuentran distribuidas estratégicamente en todo el sub-contintente. En la última década, el movimiento ha ensanchado su base permitiéndole a ciertos hindúes, que no son brahmanes, unirse a sus 30 000 "Shakhas" locales; las cuales son centros deportivos y de entrenamiento físico y cuyos miembros usan uniforme (camiseta blanca y pantalón corto colour kaki). La RSS representa una fuerza considerable, no anda con rodeos acerca de su meta final de "Una nación, un pueblo, una cultura", lo que se asemeja de manera sorprendente al  infame "Ein Volk, ein Führer" de los años treinta.

Hay una razón de aprensión. Los partidarios de un fascismo hindú fundamentalista están esperando en la banca y están preparados para salir a escena si se les da oportunidad. Una seria crisis económica y un evento que desencadene algo más, al igual que el incendio Reichstag, podría ser lo único que hace falta para que se repita la historia a expensas de musulmanes hindúes y pakistaníes. Después de la guerra religiosa balcánica, ¡podríamos ser testigos de una otra, entre hindúes y musulmanes en el siglo 21!

En lo personal, le daría pocas probabilidades a este dramático escenario pues confío en el sentido común del cuerpo electoral hindú, a quienes deberían llamar nuevamente en las elecciones del 2003. A pesar de eso, una posibilidad, por mínima que sea, de un conflicto religioso que pudiera convertirse en uno nuclear es ¡completamente intolerable!

Todos los hindúes que pude interrogar sobre la política, expresaron su disgusto con el gobierno y se quejaron del reinado de la corrupción de los gobiernos central y de estados. Naturalmente, quienes conocí  pertenecían a la así llamada "clase media" pues yo no habló las lenguas locales necesarias para tomar la opinión de la mayoría de los pobres, quienes continúan votando por políticos que no promuevan sus intereses. Esa situación podría cambiar si estas personas despiertan y se liberan de la manipulación religiosa y política que los ha mantenido como subordinados.

Esto podría pasar. India es la tierra de los fieles hoy, pero las mentes pueden cambiar muy rápido cuando el tiempo este preparado para un cambio. Incluso cerebros bien lavados. Yo lo sé pues viví una revolución mental de 1960 a 1965, cuando el Quebec dominado por el clero, echó fuera a la Iglesia Católica cuya excesivo poder ocasionó su caída.

Nunca me atrevería a predecir lo que sucederá en India durante la siguiente década, pero creo que la situación del presente es bastante inestable y no durará mucho por tiempo. ¿Los fundamentalistas hindúes harán una propuesta clara para retener más poder o las "masas sin lavar" se librarán de los hindúes y las creencias de las castas que las tiene amarradas?

A pesar  de los aspectos negativos de su religión y de las castas, India sigue siendo un país fascinante que debe visitar. El mundo debe hacer un esfuerzo por llegar a conocerlo mejor, aunque sea sólo por su importancia numérica. Alrededor del 2020, habrán más hindúes que chinos en nuestro planeta. Por lo tanto, todos estamos preocupados por lo que esta sucediendo aquí.

 
 
Bibliography
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Allchin B. & R.: The Birth of Indian Civilisation
Ambekdar, Dr. Babasaheb:
-- Who Were the Shudras, How they came to be the Fourth Varna
-- The Untouchables, Who Were They and Why They Became Untouchables
Bharucha Rustom: The Question of Faith
Ghurye G.S.: Caste and Race in India
Hasnain Nadeem: Indian Anthropology
Kancha Ilaiah: Why I am not a Hindu
Varma Pavan K.: The Great Indian Middle Class
Selbourne D.: An Eye to India, The Unmasking of a Tyranny
Srinivasachari Sastri: Advanced History of India
Thapar Romila: Interpreting Early India
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