A casi 45 kms. río abajo de Jinghong por el Río Mekong, se encuentra el pueblo de Ganlanba, también conocido como Menghan. Es un típico pueblo Dai con unos templos y un mercado de buen tamaño donde se encuentran la mayoría de los cultivadores de arroz Dai que viven en el valle y algunos de los Hani (Akha) y ocasionalmente pobladores Jinuo que viven en las montañas cercanas.
Los monjes generalmente son extremadamente raros de ver en China, en donde los templos con significado histórico se mantienen más o menos como museos culturales y son visitados más que todo por turistas que por adoradores. Las cosas son diferentes en Yunnan en donde la religión juega el papel de mantener la identidad distintiva de la variedad de nacionalidades minoritarias. La cosecha de arroz y el Budismo Therevada son las principales caracterísitcas de la identidad Dai, así que es importante que los hombre Dai hayan pasado un poco de su tiempo como monjes.
Abajo observará a dos mujeres Hani, una vendiendo repollos con formas muy raras y la otra llevando manzanas a su puesto de frutas.
Ganlanba cuenta con algunas de estas elegantes casas tradicionales Dai de madera. Desafortunadamente no hay casa nuevas en construcción. ¡Las casas nuevas se construyen de ladrillo y frecuentemente con fachadas de losa que pareciera losa sanitaria!
Estos dos pequeños chiquillos eran tan encantadores que no pude resistirme a tomarles una fotografía.
Luego de tomarles la foto a los niños, fui invitado a darle un rápido vistazo a la casa por dentro, a pesar de que la familia estaba almorzando.
Cuando me detuve a examinar la parte exterior de esta casa, las personas que se encontraban en el jardín frontal me hicieron gestos para que me uniera a ellos y así lo hice. Me senté y me dieron un vaso de mi-jiu (alcohol fuerte) y unos palillos para compartirme su merienda. Era muy obvio que ellos habían estado bebiendo por un buen tiempo y estaban con el espíritu muy elevado. Nadie hablaba una palabra de inglés, así que me pareció muy amable de su parte el haber invitado a un completo extraño a lo que parecía una fiesta de casamiento (debido a las caricias de una pareja muy amorosa y a las bromas de los demás).
Yo le dije que era un turista de Canadá y pareció que sí comprendieron eso. Luego la otra mujer sentada con nosotros comenzó a tener un especial interés en mi al ofrecerme exquisiteces y llenar mi vaso. Yo no me opuse porque el mi-jiu era muy bueno y ella no tenía mala apariencia, pero luego me di cuenta que algo raro estaba ocurriendo cuando los otros hombres comenzaron a hacer bromas acerca de nosotros. Yo me reí con ellos hasta que realmente comprendí que había entrado equivocadamente a la casa de mala reputación de Ganlanba, al darme cuenta que los gestos de la chica se tornaron tan explícitos que no podían ignorarse. Finalmente, no acepté su invitación de entrar por la puerta que estaba detrás de ella y logré salir de allí sin herir los sentimientos de nadie. En lugar de eso me dirigí al templo.
El Templo Menghan Chunman es uno de los lugares santos del Budismo más importantes de Xishuangbanna. Aparte del estupa de oro y el templo que se muestra abajo, tiene una escuela en donde jóvenes varones Dai estudian como novicios a pesar de que no tengan intenciones de convertirse en monjes.
Yo no soy un creyente pero disfruto mucho intercambiar puntos de vista acerca del significado de la vida con los monjes Theravada. Me encanta su serenidad y el hecho de que son capaces de testificar acerca de lo que ellos creen sin intentar convencerlo de que ellos tienen la Verdad. ¡Me he dado cuenta que los muy pocos creyentes pueden hacer eso! Me detuve aquí por un momento para charlar con el monje grande que aparece abajo, quien hablaba un poco de inglés. A la derecha se encuentra una fotografía de su dormitorio.
Un poco hacia el sur se encontraba este otro templo del cual perdí su nombre ya que no lo escribí cuando estuve allí.
Regresé a Jinghong esa misma tarde ya que al día siguiente me dirigiría al oeste para observar el gran mercado de fin de semana de Menghun. Una amiga mochilera Margaret de Bruijn de Australia, quien vino conmigo, salió por su propia cuenta en una excursión de cuatro días a través de los caminos de la jungla para poder conocer las aldeas muy remotas que los turistas raramente visitan. Luego ella me contó que fue un poco duro debido al mal clima pero que la gente que conoció fue muy amable, a pesar del problema de lenguaje.
Estoy colocando esta fotografía para mostrarles a todas mis amigas que viajar como mochilero no está reservado sólo para hombres y que las mujeres pueden resultar ser más aventureras que yo sin ningún problema...¡Si siente que le gustaría hacerlo, hágalo!